JORDI RIBALAYGUE
BARCELONA.-
Tras la avería que el martes afectó a más de 52.000 usuarios de Cercanías, CiU y PP coincidieron ayer en exigir la comparecencia en el Parlament del conseller de Obres Públiques, Joaquim Nadal, para que aclare las razones de las incidencias en la red de Renfe. Asimismo, los convergentes reclamaron que el director de Cercanías de Renfe en Cataluña, Miguel Angel Remacha, acuda también a la comisión de obras públicas, mientras que los populares solicitaron que el delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel, acompañe a Nadal en su comparecencia.
El portavoz de CiU, Felip Puig, responsabilizó al PSC de las deficiencias registradas en el servicio de Cercanías. Según Puig, la «causa» de las averías de Renfe se debe a la «concentración de poder en manos de los socialistas». Puig anunció que los problemas de la red será uno de los temas que hoy tratará Artur Mas en su reunión con el presidente de la Generalitat, José Montilla.A su vez, el diputado nacionalista Josep Rull apuntó que las siete incidencias en el servicio acontecidas a lo largo de enero demuestran que el plan de actuaciones anunciado por Fomento a finales de 2006 «se ha quedado en un anuncio».
En ese mismo sentido, el portavoz del PP, Francesc Vendrell, instó al Ejecutivo catalán a presionar al Gobierno central para afrontar una situación que tildó de «indecencia». Ante las críticas de la oposición, el socialista Joan Ferran optó por no rechazar de plano las comparecencias demandadas por CiU y PP, aunque salió al paso de las acusaciones de debilidad del tripartito en Madrid.«La Generalitat no gesticula, sino que exige que las cosas en Cercanías se hagan con seriedad y rigor», afirmó. Por su parte, los dos socios de los socialistas apuntalaron la gestión del Govern. El republicano Joan Ridao pidió al tripartito que «continúe la presión» sobre Fomento y Renfe, un discurso que compartió el ecosocialista Jaume Bosch, que añadió que la solución «auténtica y definitiva» a los problemas de Cercanías es el traspaso del servicio a la Generalitat.
Por otra parte, las declaraciones de los últimos días del líder de CiU en Barcelona, Xavier Trias, en las que reclamaba detener las obras del túnel del AVE que debe conectar el Eixample con la Sagrera, han movilizado a las asociaciones de vecinos contra el alcaldable nacionalista. Más de una veintena de colectivos vecinales de los distritos de Sant Andreu y Sant Martí exigieron ayer a Trias «coherencia política» porque, a su entender, Convergència se ha desmarcado de los compromisos sobre el trazado de la alta velocidad que acordó con el resto de partidos en 2002, cuando todavía gobernaba la Generalitat.
No obstante, Trias alegó que CiU ha apoyado «siempre la estación de la Sagrera». Asimismo, el grupo municipal convergente defendió ayer una propuesta propia en la comisión de urbanismo para acelerar la parada del AVE.
El proyecto urbanístico para el entorno de la Sagrera, además de la construcción de la parada del AVE, el soterramiento de las vías que dividen los distritos de Sant Andreu y Sant Martí así como la construcción de infraestructuras -como una comisaría de Mossos- y viviendas de protección oficial. Las entidades vecinales temen que una modificación del trazado como la propuesta por Trias -priorizar el corredor del Vallès- afecte a los planes urbanísticos aprobados para revitalizar el este de Barcelona.Asimismo, las entidades exhortaron a las administraciones a no esperar la llegada de la alta velocidad e iniciar la construcción de las infraestructuras acordadas.
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