El Chlamydoselachus anguineus, conocido también como el tiburón de gorguera o tiburón anguila, es un animal de enorme interés científico, ya que ha evolucionado muy poco desde la Prehistoria. El pasado domingo, un pescador alertó a los investigadores del Zoológico Marino de Awashima, en Shizuoka (al sur de Tokio) de que había avistado en un puerto cercano a una extraña criatura con una terrorífica dentadura.

Unas horas después, un equipo de buceadores del zoo consiguió capturar al animal, que medía 1,6 metros de largo, e inmediatamente fue identificado como una hembra de Chlamydoselachus. Los biólogos suelen referirse a los miembros de esta extraña especie como «fósiles vivientes», debido a lo poco que ha variado la estructura fundamental de su organismo a lo largo de la evolución.

Desde el primer momento, los investigadores japoneses se dieron cuenta de que la criatura se encontraba en mal estado. Por lo tanto, se volcaron en cuidarla y alimentarla para intentar garantizar su supervivencia, una vez que la introdujeron en un tanque del acuario, donde la filmaron en detalle, obteniendo espectaculares imágenes de sus movimientos.

«Es realmente insólito conseguir imágenes de un ejemplar vivo de esta especie», declaró un portavoz del zoológico japonés a la agencia Reuters. «Creemos que quizás subió a la superficie porque se encontraba enfermo, o que su organismo se debilitó al hallarse en aguas poco profundas», añadió. Desafortunadamente, el tiburón murió pocas horas después de ser inmortalizado ante las cámaras de los biólogos, algunos de los cuales incluso se atrevieron a bucear al lado del imponente bicho.