Pasión, violencia, autodestrucción, libertad, amor, política... Son los temas clásicos del Berlín de entreguerras, retratado una y mil veces en las novelas de Döblin e Isherwood, en las películas de Fosse, en los lienzos de Kokoschka y Nolde... Los mismos asuntos que alimentan la última reencarnación de Ute Lemper. La cantante de Munster regresa a los escenarios españoles (debut, mañana en Barcelona y paradas posteriores en Madrid, Sevilla, La Coruña y Bilbao) agarrada a un repertorio repleto de canciones de Kurt Weill y Bertolt Brecht y a un título absolutamente elocuente: Angeles sobre Berlín.
Desde 1997, cuando la cantante puso en circulación el show Berlin cabaret songs, no se le veía en una situación así. ¿Ute Lemper en estado puro? «Sí, seguramente estas canciones tengan que ver más con mi identidad que otro repertorio. O por lo menos, con lo que el público percibe que es mi identidad», explica a EL MUNDO la cantante, al otro lado de la línea telefónica. «Aunque ésta es sólo una de las posibilidades que he intentado abrir a lo largo de mi carrera. También soy yo la que interpreta el cancionero francés o las canciones de Tom Waits, Van Morrison o Neil Hannon».
Lo que une espectáculos como este Angeles sobre Berlín con los conciertos que Lemper trajo a España el pasado verano (mucha chanson francesa y algunas piezas contemporáneas) es, claro, la presencia imponente de la cantante. «La puesta en escena es absolutamente impulsiva. Jamás he hecho una coreografía ni he ofrecido dos espectáculos iguales», asegura Lemper.
Celebrar al poeta
Pese a ello, la cantante anuncia que sus actuaciones serán «muy teatrales, muy poéticas y, a la vez, muy contemporáneas».
Sí, contemporáneas, por mucho que el principal poeta de este repertorio, el controvertido y admirado Bertolt Brecht haya recibido el homenaje de su país en 2006... por el 50º aniversario de su muerte.
«La celebración, por una vez, venía a cuento», asegura Lemper, «porque Brecht ha sido malinterpretado históricamente en Alemania y, sobre todo, en Alemania Occidental. Él se comprometió con una causa, la socialista, de una manera muy pura y muy crítica. Pero nunca sacrificó a ella su literatura ni su deseo de observar y entender la naturaleza humana. Fue un gran filósofo y un gran escritor que se fue al exilio y que, después de muerto, sus compatriotas exiliaron. Está bien que ahora le devolvamos la categoría de clásico».
La propia Lemper también se encontró en alguna ocasión con la incomprensión de los alemanes. «Bueno, aquello fue una vez, una ocasión concreta», recuerda. «Algún asunto mezclado con la memoria del nazismo y de la Guerra Mundial. Es que a los alemanes no les gusta eso de la memoria. Quieren, sobre todo, que las cosas del pasado no les afecten en su presente».
Por cierto, ¿se refiere Lemper a sus compatriotas en tercera persona? «¿Lo he hecho? Será por la distancia... Ahora vivo en Nueva York pero me sigue encantando estar Berlín».
De hecho, lo próximo en la agenda de Lemper es un nuevo disco «muy conceptual», que le servirá para «explorar en el repertorio judío alemán. Ése será el punto de partida desde el que viajaremos a un repertorio contemporáneo, por un lado, y a la tradición musical de Israel y Oriente Próximo, por el otro».
«No soy una científica que busca en yacimientos musicales. Simplemente, intento vivir como quiero vivir y contar la historia que quiero contar, sea en Berlín, en París o en Jerusalén», asegura Lemper.