Tras las críticas, el pívot decidió romper el silencio autoimpuesto. «Oigo lo que está pasando y me parece injusto. No sé cuánto va a durar la situación. Me encanta estar en Memphis, sigo aquí y sigo compitiendo. Es una vergüenza que haya gente que cuestiona mi profesionalidad y mi voluntad de trabajar».

Los destinatarios y los impulsores indirectos de su queja son los medios de comunicación locales. «Unos pocos periodistas quieren tirarme de la lengua y me atacan ahora que es fácil, porque las cosas van mal [10 victorias y 32 derrotas]. Me critican por querer ganar. ¿Y les parece mal? Soy un objetivo fácil. ¿Por qué no culpar al jugador franquicia, que no ha dicho nada al respecto? Esperemos que este tipo de artículos paren y nos volvamos a unir para ganar. No soy yo el que ha hablado sobre el tema».

Finanzas.

Fue Jerry West quien alimentó el fuego al confirmar los contactos con los Bulls. Hasta ese momento, el proceso se desarrolló en secreto, desde su inicio el 15 de enero. Ese día, según Commercial Appeal, el catalán preguntó a Michael Heisley si los Grizzlies considerarían la posibilidad de traspasarlo. El patrón le respondió que prefiere mantenerlo, aunque lo vendería si aligeraban sus finanzas (Gasol tiene pendientes cuatro años de contrato, 60 millones de dólares) y reclutaban a un jugador equivalente. En esa cita, el club anunció que buscaría una salida al chico; éste se comprometía a no relajarse. Gasol ha cumplido su parte del pacto. Su media del mes de enero le avala: 21,8 puntos, 10,2 rebotes, 3,1 asistencias y dos tapones en los últimos 10 partidos disputados (sólo tres triunfos).

Según publica el Daily Southtown, los Bulls estarían dispuestos a entregar como contrapartida a Ben Gordon, PJ Brown y su elección en la primera ronda del draft.