La era naranja.

Briatore sonreía orgulloso y relajado en The Factory, el centro de exposiciones de Amsterdam. Una nave industrial, con las vigas a la vista, oscurecida para darle mayor intriga al estreno del R27, el nuevo coche Renault. De sport, con vaqueros y zapatos de punta, las gafas de sol ahumadas le siguen acompañando. Siempre parece que acaba de atracar el yate. De cerca le vigilaba su novia Elisabetta Gregoraci. Sabe Flavio que sin Alonso tendrá complicado revalidar las coronas mundiales, pero se siente satisfecho con seguir en la brega tras haber perdido al asturiano y al paraguas de Telefónica, que ha abandonado al equipo francés para que en España nadie la considere un enemigo del ídolo. Su gozo proviene de los 60 millones que recibirá cada uno de los tres años de vinculación con ING. A pesar de la salida del equipo del actual número uno, Briatore ha convencido a la entidad financiera para que invierta en su negocio. Jamás su escudería (ahora llamada ING Renault) había contado con un sponsor tan generoso.

La sombra del campeón.

El color naranja releva al azul astur de la era Alonso en Renault. Los funambulistas que abrieron la presentación hicieron malabares de fuego. Las llamas reflejaban la misma tonalidad que vestirá al equipo. En la F1 los detalles cuentan. El que paga manda. El montador que realizó el vídeo de presentación del equipo tuvo que hacer una fina labor para que en las imágenes victoriosas que relataban la última época del equipo no apareciera la cara de Alonso. Sí salió su nombre en los análisis sobre la temporada 2007. «Será extraño comenzar sin él», dijo Flavio, que, al mismo tiempo, reconoció que añorará al campeón español. «Él sabrá motivar a McLaren. Le echaremos de menos, claro». Volvió a insistir en la idea cuando un periodista de su país le preguntó por la F1 sin Schumacher. «Yo echaré de menos a Fernando, no a él», tiró contra el alemán.

Los pilotos.

Todo giró ayer en la ciudad holandesa en torno a Briatore, en una soleada jornada de suave invierno. Invitó a comer al Hilton, abrazó a sus nuevos socios y protegió a los conductores del R27. Pero no escondió sus dudas sobre el rendimiento de Fisichella, al que definió como un «talento que debe trabajar». El piloto italiano se enfrenta al año de su vida. Líder, al fin. Fisico, 34 años y con fama de apocado, ha cambiado de actitud, según su director. «Hasta habla con más firmeza, más seguro», relataba mientras ilustraba con gestos la parsimonia que siempre ha gastado su pupilo. Éste comenzó su rueda de prensa viendo cómo seis periodistas hundían la tarima donde estaba instalado. Salvó el tipo y sonrió asustado. Menos estruendoso fue el debut público de Heikki Kovalainen, curso del 81. «Pudo entrar en la F1 en 2002 y preferí que siguiera preparándose», explicó Briatore, que recordó su habilidad para encontrar joyas de la conducción como Schumacher y Alonso. «Mi aspiración es terminar carreras», afirmó el finlandés.

El R27.

Morro azul marino y amarillo. Naranja y blanco en la parte central. El colorista monoplaza no cambia la línea de los exitosos modelos de 2005 y 2006. «Hemos hecho mínimas variaciones aerodinámicas para acoplarnos a las ruedas Bridgestone», señaló Briatore. El salto a los neumáticos japoneses será la gran innovación de un coche que esperan siga siendo fiable y rápido.

McLaren.

Briatore, crecido como anfitrión de la fiesta, bromeó sobre el nuevo equipo del piloto español. Deseó lo mejor para Alonso y marcó las diferencias con la escudería británica. Desenfado contra el formalismo. Camisa abierta contra la etiqueta inglesa. «Nosotros somos una forma de vida distinta. Estamos abiertos, somos accesibles, cercanos», apuntó respecto a McLaren. «No creo que Fernando ayude a que McLaren sea un equipo más simpático», terminó y guiñó un ojo al público.