El presidente de Jet Ready, Ignacio López Roselló, presentó ayer, en compañía del consejero delegado Ignacio García y el director general José María Espinosa, la nueva aerolínea sólo un día después de que se cerrara la ampliación de capital, con unos recursos propios de 3,5 millones de euros, íntegramente desembolsados.

Jet Ready, que se define como «la primera empresa española de minijets», utilizará una nueva generación de aviones de cuatro plazas, Eclipse 500, de fabricación estadounidense, que alcanzan una altitud de 12.000 metros y una velocidad de 700 kilómetros por hora. Cada avión, cuyo interior ha sido diseñado por BMW, tendrá una capacidad para cuatro pasajeros con un rango de 2.050 kilómetros, un máximo de tres horas de vuelo sin hacer escala, y podrá aterrizar en pistas de sólo 700 metros. Jet Ready abarcará la mayoría de aeropuertos de Europa y el norte de Africa.

Como ventaja competitiva, Ignacio García esgrimió el precio del servicio, a razón de 1.400 euros por hora de vuelo, lo que supone, según sus cifras, un 60% menos de lo que cobran otras compañías, entre 3.000 y 4.000 euros por hora. Es decir el bajo coste en vuelos para ejecutivos. La compañía ofrecerá la posibilidad de reservar el avión completo o la de compartir plazas vacantes para que el precio final se pueda reducir.

A finales de año, la aerolínea dispondrá de una flota de cuatro aviones: tres de ellos adquiridos en propiedad y el cuarto mediante la fórmula de abanderamiento, es decir, la gestión de minijets de terceros. Tres de esos cuatro aviones ya han sido adquiridos mediante la fórmula de leasing (arrendamiento con opción de compra). Con una inversión de más de los 22 millones de euros, el plan de expansión de la compañía prevé alcanzar los 15 aviones en 2011 a través de la adquisición en propiedad o el abanderamiento.

La compañía comenzará a operar a partir de junio, a los pocos días de recibir los primeros aviones. Jet Ready tendrá sus bases en Valencia y Zaragoza y no considera una prioridad ampliarlas a Madrid y Barcelona. La elección de ambos aeropuertos está justificada por tratarse de «dos áreas dinámicas económica y empresarialmente, y ser ciudades con males conexiones» aéreas, explicó López Roselló.

Los clientes potenciales de esta firma de aviación privada serán los pequeños y medianos empresarios y profesionales en sus viajes de negocios, comentó el director general, quien precisó que ese público ha quedado al margen de este servicio por sus altos precios, disfrutado hasta hora por 300 personas vinculadas a «grandes fortunas». Otro segmento de negocio serán los viajes vacacionales. Espinosa estima que el uso potencial de los aviones serán las 900 horas de vuelo al año.

Más del 80% del capital social está en manos de inversores valencianos. Entre los accionistas vinculados a la Comunidad Valenciana figura el grupo Lladró, a través de la sociedad Zabor (10,03%).

El plan de negocio estima unos ingresos de 3,5 millones de euros durante el primer año de operaciones, y supera los 20 millones de facturación en 2011.

López Roselló no descartó futuras ampliaciones de capital como vía para acelerar el crecimiento, junto con la fórmula de abanderamiento.