JOSÉ LUIS DE LA SERNA
Alimentar a alguien que se niega a comer es muy difícil. Cualquier especialista en nutrición con algo de experiencia en tratar, por ejemplo, a pacientes anoréxicos recuerda algún caso que haya finalizado en drama. No es infrecuente que, a pesar del apoyo que tienen de familias, de las atenciones de los médicos, de ingresar repetidamente en hospitales, incluso en Unidades de Cuidados Intensivos, el enfermo acabe falleciendo.
De acuerdo con el informe de sus médicos, De Juana Chaos se niega a alimentarse de forma voluntaria. El equipo que lo atiende opina que en esta situación nadie puede garantizar que la actitud del etarra no acabe deteriorando su salud de forma irreversible. Ya hay parámetros que indican que las pocas calorías que ha ingerido durante las últimas semanas están dejando una seria huella en su organismo. Ha perdido un porcentaje de peso corporal importante, han caído sus proteínas viscerales y ha tenido un déficit de potasio que ha necesitado suplementos de este ión para evitar arritmias. Los expertos se temen que, probablemente, con el tiempo la situación puede entrar en un marasmo metabólico de complejo retorno. Piensan, incluso, que no hay que descartar el riesgo de una parada cardiaca inesperada, producida quizá por trastornos del equilibrio electrolítico que alteren el ritmo del corazón y causen una arritmia fatal.
En otras circunstancias, en un enfermo en coma incapaz de nutrirse por sí mismo, por ejemplo, el problema se solventa con gran facilidad. La nutrición enteral con sonda nasogástrica es una ciencia de eficacia probada y hay miles de pacientes que sobreviven gracias a ella durante décadas perfectamente alimentados. Se puede ir más allá y nutrir a los enfermos por las venas. Se hace a diario en todos los hospitales y hasta hay nutrición parenteral en domicilio.
Sin embargo, este tipo de técnicas son prácticamente inútiles contra la voluntad de una persona. Los riesgos que conlleva el tratar de nutrir a la fuerza son enormes. Lo refieren muy bien los médicos de De Juana en el informe que han remitido a las autoridades judiciales. Hay peligro de neumonía, neumotórax, contaminación, infecciones...
Sin embargo, también hay datos claros de que la situación a día de hoy no es terminal. Si De Juana admite alimentarse pronto y lo hace siguiendo los consejos de un buen equipo médico, para que no aparezca el llamado síndrome de rebote, lo probable es que acabe recuperándose sin secuelas sensibles.
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