El portavoz del PP en el Congreso y ex presidente de la Generalitat Valenciana, Eduardo Zaplana, ha compilado en cifras desnudas y estadísticas el «éxito contrastable» de sus años de Gobierno, entre 1995 y 2003. Los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, el Banco de España, el Instituto de Crédito Oficial y la Federación de Cajas de Ahorro, entre otros, sirvieron al predecesor de Francisco Camps para «celebrar una acción de gobierno que trascendió al propio Ejecutivo, generando importantes alianzas con la sociedad civil».
Estas «complicidades» confluyeron en acuñaciones específicas sobre el peso y la influencia adquiridos por la Comunidad Valenciana aquellos años, tales como «poder valenciano», y permitieron el «logro común», especificó el portavoz, de «hacer que la Comunidad Valenciana pasara de ser el vagón de cola a la locomotora del crecimiento en España». Ayer, el ex presidente dijo que no se reivindicaba «personalmente». Su intención era celebrar el «legítimo orgullo» de quienes le ayudaron en la tarea.
Zaplana habló del crecimiento sostenido desde 1995 a 2003, un punto superior a la media del país, y subrayó que era «más una constatación que una tesis política», en un acto multitudinario en el que Zaplana fue calurosamente recibido.
El portavoz del PP goza de absoluto predicamento en Valencia, a tenor de la atención mediática y del llenazo logrado en el acto de presentación de su libro La transformación de la Comunidad Valenciana 1995-2003. Muchos medios, muchos amigos, ex compañeros de viaje y empresarios, pese a la existencia de un «vacío inducido» desde las alturas del PP regional y de la Generalitat, según fuentes próximas al portavoz.
El ex presidente de la Generalitat Valenciana evitó charcos y no quiso pronunciarse sobre los problemas orgánicos en el partido, ni sobre el incendio desatado a raíz de la renovación de consejeros en la Caja de Ahorros del Mediterráneo.
Las ausencias clamorosas en un acto que el PP excluyó adrede su agenda como partido -no asistieron ni el presidente Camps, ni muchos de los entonces consellers y colaboradores de Zaplana, ni la plana mayor de la dirección regional del partido- sólo sirvieron para incrementar la expectación a las puertas del Hotel Valencia Palace, además de para evidenciar que las tensiones intestinas pesan más en el PP que toda forma de protocolo, incluso a cuatro meses de las elecciones autonómicas y municipales.
Responsables de la dirección nacional del Partido Popular han mantenido en las últimas horas conversaciones con los entornos de Francisco Camps y Eduardo Zaplana, para instarles a que lleguen a un acuerdo «inmediato» sobre la lista para la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), confirmaron a Europa Press fuentes populares.
En esos contactos con ambos sectores del PP valenciano se ha insistido en que la posición del presidente del partido, Mariano Rajoy, es respaldar la candidatura oficial, esto es, la que han impulsado Camps y el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, para la renovación de cargos en la Caja.
Ayer, durante su intervención en el Foro ABC, Rajoy fue preguntado por la posición del PP valenciano en este asunto y las noticias que apuntan a posibles negociaciones con el PSOE por parte de un sector de su organización en Valencia, al parecer afines a Zaplana.
Rajoy contestó que este asunto se va a resolver «ya» y adelantó que, si bien su partido puede pactar con otros en muchos asuntos, lo que no permitirá es que una parte del PP pacte con otra formación política. «Mientras yo sea presidente del partido, eso no se puede hacer», zanjó.