CARMEN REMIREZ DE GANUZA
MADRID.-
Los populares hicieron ayer equilibrios en el alambre político para desmarcarse del acuerdo sin dejar de apoyarlo. O al revés.
El PP de Castilla-La Mancha reaccionó ayer con enfado al anuncio de los socialistas sobre la adopción de un acuerdo «definitivo» en torno al Estatuto. Denunciaron la «utilización partidista» de un pacto que sólo se rubricará el lunes, con la votación del texto en el Parlamento autonómico.
La dirección nacional del partido se dio por satisfecha con este comunicado, que dejaba abierta la posibilidad de cualquier variación sobre los capítulos más polémicos del Estatuto, y muy en particular el relativo al agua.
En realidad, nadie en Génova apostaba ayer por que María Dolores de Cospedal se avenga a retirar su apoyo a la caducidad del trasvase Tajo-Segura, que tantas chispas ha hecho saltar entre los barones regionales del partido -muy en particular los de Valencia y Murcia, Francisco Camps y Ramón Luis Valcárcel-, pero sí aspiraban a que la polémica no se reeditara antes del próximo sábado, en que Rajoy y De Cospedal compartirán tribuna en Toledo en un importante acto de partido.
El PP nacional, según las fuentes consultadas, no renuncia a hacer las modificaciones necesarias al Estatuto en el Congreso -creen que también lo hará el PSOE-, pero ha dejado autonomía a la candidata al Gobierno regional para fijar su estrategia.
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