El Gobierno ha dado marcha atrás y finalmente no impondrá visado a los ciudadanos rumanos. Si el pasado lunes así lo anunciaban las autoridades rumanas, ayer fue el Ministerio de Asuntos Exteriores el que confirmó a este diario que es «técnicamente imposible» fijar este requisito a los ciudadanos de esta nacionalidad, que ya son comunitarios.
De esta forma, Exteriores corrige al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, que en sus últimas instrucciones persiste en exigir visado a los rumanos y búlgaros que quieran trabajar en España. Sin embargo, según el Ministerio que dirige Miguel Angel Moratinos, tan sólo necesitarán un permiso de trabajo que deberán solicitar ante la Embajada española en Bucarest.
Las contradicciones, por lo menos semánticas, entre ambos departamentos están generando una gran confusión en las asociaciones de los antiguos inmigrantes, que todavía no saben con exactitud qué documentos se necesitan para venir a España.
Para aclarar todo este enredo, Trabajo acaba de editar un folleto informativo para rumanos y búlgaros, en su idioma, en el que se indican los trámites que deben seguir desde su ingreso en la Unión Europea el pasado 1 de enero. Sin embargo, esta guía elaborada por Trabajo, de la que se distribuirán 225.000 ejemplares, siembra aún más desconcierto al volver a insistir en la petición de visado, como se aprecia en la reproducción adjunta del documento.
Las autoridades de Rumanía habían acusado a España de quebrantar el Tratado de Adhesión entre este país y la Unión Europea y de violar el principio de libre circulación de personas.
La petición de visado a un ciudadano europeo supone vulnerar la directiva 38/2004, que establece en su artículo 5 que «a los ciudadanos de la Unión no se les podrá imponer ningún visado de entrada ni obligación equivalente».
Rumanía llegó a amenazar al Gobierno español con denunciarle ante la Comisión Europea, pero, al final, las aguas volvieron a su cauce. Según declaró el ministro rumano de Trabajo y Solidaridad Social, Gheorghe Barbu, su homólogo Jesús Caldera se comprometió con él a suprimir la exigencia de visado durante una reunión de dirigentes europeos en Berlín.
El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero fijaba este requisito en virtud del periodo transitorio de dos años que ha establecido a los trabajadores rumanos y búlgaros para restringir su libre circulación.
La decisión de Trabajo de llevar demasiado lejos la moratoria ha provocado en las últimas semanas intensos contactos entre este Ministerio y el de Exteriores. De hecho, el embajador español en Rumanía, Pablo García-Berdoy, ha alertado a Trabajo de la repercusión que está teniendo la situación en las relaciones con el Gobierno rumano.
En medios diplomáticos, la única explicación que se encuentra a la insistencia de Trabajo se basa en el hecho de que en el ámbito consular se denomina visado a todo el abanico de autorizaciones oficiales que se exigen, bien para viajar a un país, o para residir en él o para desempeñar un empleo. Si bien las mismas fuentes reconocen que en un folleto destinado a personas de otra nacionalidad, como es el caso de rumanos y búlgaros, debe distinguirse con claridad entre un tipo u otro de documento.