IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal
ROMA.-
Las compraban en sus países de origen por 200 o 300 euros. Las llevaban engañadas a Italia, haciéndoles creer que trabajarían allí como asistentes domésticas, como cuidadoras de niños, en residencias de ancianos... Pero una vez en el país trasalpino eran obligadas a prostituirse, a base de amenazas, palizas y abusos sexuales, embolsándose sus explotadores una media de 5.000 euros mensuales por cada una de ellas. Hablamos de tráfico de seres humanos. Y de una macro operación puesta en marcha en octubre pasado en Italia que ayer culminó con la detención de nada menos que 784 personas acusadas de proxenetismo, explotación de las prostitutas e inmigración clandestina. La operación ha sido bautizada con el nombre de Spartacus, y no por casualidad. En el fondo, y como en el caso de la grandiosa rebelión encabezada por el célebre Espartaco, su objetivo era la liberación de esclavos, infame categoría a la que se ven reducidas muchas mujeres procedentes de Africa y de Europa del Este que se ven obligadas a prostituirse en países de Europa central y occidental.
«Esta operación se enmarca dentro de las acciones previstas por el Ministerio del Interior para luchar contra la trata de seres humanos y la explotación de la prostitución», señalaba ayer el director de la Dirección Central Anticrimen, Francesco Graterri. «Nuestra prioridad ha sido intervenir ante un delito que reduce a la esclavitud a las personas». Casi 800 personas han sido detenidas en nombre de Spartacus. Pero, sobre todo, esta macro operación policial ha permitido desmantelar muchos de los canales a través de los cuales se llevaba a cabo el tráfico de seres humanos. Y ha sacado a la luz cómo la trata de esclavas no está controlada por grandes grupos sino que se realiza a través de pequeñas organizaciones, muchas de ellas de carácter familiar.
Ahí están, por ejemplo, dos hermanastros albaneses de 23 y 19 años, detenidos en Turín y cuyo padre, un policía albanés, estaba convencido de que estaban estudiando en la universidad de esa ciudad del norte de Italia. Según las fuerzas de seguridad italianas, los dos hermanastros explotaban conjuntamente a una decena de chicas, todas ellas rumanas y dos menores de edad, que habían comprado en bloque a un mayorista.
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