Pies Descalzos se ocupa precisamente de aliviar este problema. «Tenemos casi 3.500 niños en cinco colegios», señala Mejía, invitada en España por Seat, el último «aliado» en sumarse a una iniciativa que, al margen de la educación, se preocupa también por la salud y la correcta alimentación de los niños. Los desplazamientos son generados tanto por la guerrilla como por los paramilitares, enfrentados por el control del territorio. «En Colombia no hay una guerra civil, porque el conflicto es muy rural, no se ve, es intangible, no afecta a los grandes centros de poder», afirma Mejía. «Es como si hubiera dos países», añade, convencida de que «la esencia política que fue el origen de la guerrilla y que durante décadas motivó a muchos a entender su causa se ha ido disolviendo con los años».

«Hoy no hay ningún conflicto que se resuelva por la vía de las armas, ninguno que no tenga mediadores u organismos internacionales involucrados», indica la presidenta de Pies Descalzos, favorable a que se produzcan más acercamientos entre el Gobierno de Alvaro Uribe y los grupos armados. ¿Pero qué quieren los guerrilleros y paramilitares? «No se contentan con entrar en política, quieren también cambiar la constitución, refundar la nación», explica Mejía, reconociendo que la situación en Colombia no es comparable con el terrorismo de ETA.

Eso sí, en su opinión todos los fundamentalismos «son inexplicables», porque «pierden la razón de su propia lucha». «En España, hay un progreso tan evidente que me resulta difícil entender cómo alguien no consigue ver los progresos de este país», asegura. «Eso es imperdonable».