La última cena entre el presidente boliviano, Evo Morales, y su Gabinete, se realizó en su residencia oficial la noche en que la que celebraba su primer año de Gobierno.
El ambiente fue sombrío y tenso. Morales ya había desahuciado a siete de sus 16 ministros y diseñado un equipo más izquierdista y mestizo que indígena con la entrada de ex sindicalistas y miembros de la ONG Centro de Estudios Jurídicos y de Investigación Social (CEJIS), fundada por un abogado español.
Los rumores de una profunda crisis comenzaron cuando el empresario y ministro de Obras Públicas, Salvador Ric, dimitió el viernes, quejándose de no haber podido «tender puentes entre el oriente y el occidente boliviano». Ric, que procede de la rica provincia de Santa Cruz, denunció que los ministerios necesitaban «más técnicos y menos politización» y se quejó de las «constantes injerencias» del Ejecutivo.
Con las protestas de Ric se supo que, poco antes, en la reunión de Gabinete de los miércoles, el ministro de Exteriores, David Choquehuanca (confirmado en su cargo) sugirió que todos debían dimitir «voluntariamente» para facilitar los cambios que el presidente estime necesarios.
Comenzó una fuerte discusión entre los ministros, a la que no asistió ni Evo ni su vicepresidente. Según la prensa local, que cita fuentes del Gobierno, «los ministros incluso votaron la posibilidad [de una dimisión en bloque], y la mayoría la rechazó». Pero Morales finalmente les anunció que contaba con su renuncia.
Anoche, el presidente citó en el Palacio Quemado, sede de la Presidencia, a su Gobierno y, sin explicar las causas concretas de la crisis, nombró a los nuevos ministros. Dijo que los cargos salientes dieron su «alma, corazón y vida» por el país, y que los entrantes seguirán trabajando «para servir a los desposeídos».
La ministra de Justicia, una ex empleada del hogar, deja su cargo a una dirigente cocalera. El nuevo titular de Trabajo fue militante de la Central Obrera Boliviana. El de Educación, del Partido Comunista, es maestro y abogado. La ministra de Desarrollo es ex directora de Centro de Estudios Jurídicos y de Investigación Social.
Por otra parte, una inesperada alianza entre la derecha y un minoritario partido centrista, logró ayer que Morales perdiera su candidato a la presidencia del Senado, con lo que le será muy difícil promulgar las leyes reformistas que propone, y que la oposición intenta bloquear. «Lo que queremos -dijo la alianza opositora- es fiscalizar, supervisar y vigilar la democracia controlada por el Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, garantizar que se aprueben las autonomías en las regiones que votaron por el sí, y una Constitución consensuada por todos».