Jueves, 25 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6248.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
El chantaje se ha vuelto respetable (Robert G. Menzies)
 ULTIMA
EL ZOO DEL SIGLO XXI / EVA ORLOWSKY
De diva del porno a enfermera
La famosa actriz italiana de películas X como 'Ama de casa caliente', que militó en las filas del Partido del Amor de Cicciolina, ha comenzado a trabajar como auxiliar sanitaria en un hospital de Piamonte
IRENE HDEZ. VELASCO. Corresponsal

ROMA.- La enfermera hace carrera podría ser el título de esta historia. Al menos, no desentonaría con los de la filmografía que en los años 90 lanzó a la fama a la porno diva italiana Eva Orlowsky y entre los que se incluyen trabajos como La Camionera, Todo dentro de Eva o Ama de casa caliente.

Sin embargo, esta vez no se trata de una tórrida película X, sino de la más pura y estricta realidad. Super Eva, como la llaman sus rendidos admiradores, ha cambiado la minúscula lencería de leopardo y los tacones de vértigo que exhibía en sus filmes por una austera bata de enfermera, las inyecciones y unos nada seductores zuecos blancos.

Desde la semana pasada, la que fuera reina del porno trabaja como auxiliar sanitaria de quirófano en el Hospital San Antonio de Ovada, en la norteña región de Piamonte, en sustitución de una trabajadora que se encuentra de baja por maternidad.

A sus 46 años, con 15 películas pornográficas a sus espaldas y una larga lista de espectáculos X en vivo y en directo (sola o en compañía de la no menos célebre Cicciolina) en su haber, Eva Orlowsky ha desempolvado su viejo título de enfermera y se ha reciclado como auxiliar sanitaria, una profesión que ya desempeñó durante algún tiempo en sus años mozos antes de desembarcar con 28 primaveras en el complejo negocio del sexo.

Su regreso al mundo hospitalario ha sido recibido con deleite de muchos pacientes masculinos, especialmente los de más edad, que esperan ver hecha realidad la siempre recurrente fantasía de la pornoenfermera que bajo el ceñido e impoluto uniforme oculta... un tanga de leopardo y muchas ganas de aliviar a los pacientes.

«Por Dios bendito, aquí se viene a trabajar y no hay tiempo para determinadas tonterías: el personal es extremadamente profesional», asegura taxativa Eva Orlowsky cortando de raíz las bromitas sobre su pasado eróticofestivo. «Por supuesto que hay quien puede mostrarse curioso, pero siempre dentro de los límites de la educación», sentencia.

Super Eva se ha tomado su nuevo empleo con la misma seriedad y dedicación con la que se entregaba al porno. Al fin y al cabo, el trabajo de enfermera también es muy duro: muchos días ha de pasar nueve horas seguidas metida en un quirófano, en una trepidante jornada laboral que comienza a las 7.00 de la mañana, se prolonga hasta las 16.00 y está remunerada con un salario mensual de tan sólo unos 1.200 euros.

«Me han recibido muy bien (en el hospital)», afirma Super Eva. «He encontrado un ambiente de trabajo estupendo y todos me han dado la bienvenida, aunque no se esperaban este revuelo de televisiones y periodistas. Pero más allá del interés que mi historia ha suscitado, aquí soy simplemente Luisa Cavinato», proclama despojándose de su nombre artístico.

De todas maneras, la enfermera Cavinato no abjura de su pasado como estrella del porno. «No reniego de ninguna de las experiencias que he vivido durante estos años», subraya.

Aunque lo que es obvio es que su vida ha experimentado un cambio radical. En su primera jornada de trabajo, la actriz se enfrentó por ejemplo a la extirpación de un tumor cutáneo del rostro de una anciana octogenaria. «He tratado de tranquilizarla y al final de la intervención me ha abrazado y me ha dado un beso. Ha sido precioso», declaraba, tras la operación.

«Cumplía todos los requisitos exigidos. Hoy en día es muy difícil encontrar enfermeras profesionales, así que por eso le hemos dado el trabajo», asegura, sin poder evitar que sus palabras suenen a modo de justificación, Gianfranco Ghiazza, director sanitario del Hospital San Antonio.

«Al firmar el contrato se ha obligado a respetar la ley sobre la privacidad de los datos sanitarios y a mantener un comportamiento adecuado a su puesto», advierte Ghiazza, mientras admite entre risitas que no se había percatado de la identidad artística de la candidata hasta que sus colaboradores le hicieron reparar en ello.

Eva se muestra encantada de su nuevo empleo: «Ser enfermera es una pasión que llevo en la sangre. Mi abuela lo fue hasta los 80 años. Mi madre y mi tía aún lo son y yo trabajé en urgencias en Génova. Mi vida discurrió luego por otros derroteros, pero ahora he vuelto a mis orígenes. Por supuesto, quiero realizar este trabajo con profesionalidad, y de hecho estoy estudiando y muchos compañeros se han ofrecido a echarme una mano. Trataré de aprender todo lo que pueda, como una niña que va al colegio, y pondré en ello toda mi buena voluntad», promete la pornoenfermera.

Sin embargo, le será difícil quitarse la etiqueta de reina del porno. «Vendrá por aquí la actriz ésa, ¿no?», se preguntaba por ejemplo un abuelete que se encuentra en el departamento de fisioterapia del Hospital San Martín. «A mí que me pongan sólo la anestesia local, al menos así le doy placer a la vista», afirmaba un tal Giorgio, un enfermo que debe operarse de una pierna.

Super Eva sonríe, curtida como está en mil batallas, incluida la política, ya que en su otra vida también fue candidata al Congreso por el Partido del Amor, la misma formación que llevó a la famosa Cicciolina al Parlamento italiano.

«Cuando estoy trabajando, visto una bata que me cubre completamente. Tengo una mascarilla sobre la boca y una cofia que me recoge el pelo. Sólo quedan al descubierto los ojos, pero llevo gafas, así que resulta imposible que nadie me reconozca», concluye Super Eva.


LO DICHO Y HECHO

«Aquí soy Luisa Cavinato, pero no reniego de ninguna de las experiencias que he vivido en estos años»

1 de enero de 1962: Nace en Génova, siendo bautizada como Luisa Cavinato Pistarino. 1980: Participa en el concurso Miss Italia y consigue el título Miss Cine. 1984: Trae al mundo a su hijo Joy. 1985: Trabaja como enfermera en urgencias del Hospital San Martino de Génova. 1990: Conoce a Riccardo Schicchi, uno de los principales directores de cine X italiano. Su nombre artístico es Eva Orlowsky. 1992: Se presenta a las elecciones generales en las filas del Partido del Amor. 1996: Abre una casa rural erótica en Piamonte. 2006: Vuelve a trabajar como enfermera.

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad