CARLOS SEGOVIA. Enviado especial
DAVOS (SUIZA).-
El vicepresidente ejecutivo del gigante ruso Gazprom, Alexander Medvedev, intentó ayer calmar ánimos en el Foro Económico Mundial ante el temor que despierta su grupo energético.
Frente a las declaraciones del comisario europeo de Energía, Andris Piebalgs, y del ministro de Industria español, Joan Clos, Medvedev negó que esté montando un cartel con el grupo estatal argelino Sonatrach para controlar el gas europeo. El ruso aseguró que sus contactos con Sonatrach responden a un intento de «cooperación en diferentes campos energéticos», pero negó que fuera un cartel. «No es posible controlar los precios en el sector del gas por la propia estructura del mercado». Clos declaró el lunes que «existe una posibilidad real de cartel» por la relación entre Gazprom -también con capital estatal ruso- y Sonatrach. Argelia es el primer proveedor de gas de España.
Medvedev sí aseguró que el peso de Gazprom en Europa será creciente. «Pasaremos de representar el 26% al 33% en poco tiempo y no hay manera de evitarlo», afirmó ante empresarios y dirigentes de todo el mundo en un debate energético organizado por el Foro Económico Mundial.
No obstante, este ejecutivo -considerado uno de los más influyentes de Rusia- se lamentó de que Gazprom tenga mala imagen, por lo que prometió «mejorar las relaciones con los medios de comunicación». «Somos fuertes y competitivos y eso no gusta a mucha gente», afirmó.
En el debate energético, los presidentes de Exxon, Rex W. Tillerson, y de Shell, Jeroen van der Veer, dejaron claro que el gas y el petróleo seguirán siendo claves en los próximos 20 años. «Es más, aumentará su consumo», coincidieron, mostrando ambos gran escepticismo sobre el debate creciente en torno al cambio climático. Tanto ellos como el secretario de Energía de EEUU, Samuel W. Bodman, relativizaron el potencial de las energías renovables. «No veo alternativa a la energía nuclear», señaló Bodman. En su opinión, tanto esta fuente como el carbón están llamados a ganar peso en la cesta energética de su país en los próximos años. No obstante, subrayó que, pese a no haber firmado Kioto, su Gobierno ha invertido 2.000 millones de dólares anuales en la investigación del cambio climático.
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