HÉCTOR MARIN
EL PRAT (BARCELONA).-
La Comisión de Investigación de Incidentes y Accidentes de Aviación Civil investiga las causas que llevaron el miércoles a un avión de la compañía Air Nostrum a aterrizar en el aeropuerto de Barcelona sin desplegar el tren de aterrizaje y sin antes avisar de la anomalía a la torre de control.
El piloto no comunicó ningún fallo a los controladores aéreos, lo que hubiera permitido activar con antelación el preceptivo protocolo de emergencia, según confirmaron a Efe fuentes cercanas a la torre de control del aeródromo barcelonés.
De hecho, los pasajeros no fueron conscientes de que se había producido un aterrizaje de emergencia hasta que los evacuaron del avión. «No nos informaron», protesta Francisco García, uno de los pasajeros.
Un día después del susto, García se inclina por pensar que la avería del aparato -ni las ruedas delanteras ni las traseras llegaron a desplegarse- no fue detectada, por lo que el piloto realizó la maniobra de aproximación y el aterrizaje con normalidad. El impacto contra el suelo fue «más brusco» de lo habitual, si bien «nadie del pasaje sospechó nada raro».
García critica, sin embargo, que no se activara el plan de emergencia del aeropuerto. «Los bomberos tardaron cinco minutos en llegar tras la evacuación». A su juicio, pudo haber algún «fallo humano» que explique por qué los bomberos no estuvieron presentes en el momento del aterrizaje.
Este pasajero pensó que lo peor había pasado al subirse al avión en la base aérea de Villanubla (Valladolid). Además, el vuelo transcurría con normalidad hasta que el birreactor aterrizó con la panza para, a continuación, deslizarse sobre el asfalto unos 400 metros, hasta que el piloto lo frenó en seco. «Fue un aterrizaje muy ruidoso, pero no más que otros que yo había vivido antes», señala el pasajero. «El sonido hacía creer que la pista estaba bacheada... o que íbamos sin ruedas», agrega.
Mientras buena parte del pasaje se disponía a recoger sus bolsos de mano antes de bajar de la aeronave, se escucharon los gritos del comandante: «¡Todo el mundo fuera!». A partir de ahí, «notamos una situación de peligro, pero sin saber exactamente qué». «No es justo que no nos dijeran nada. Con la seguridad no se juega», añade.
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