Lo que podría parecer una conmemoración lógica (el Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto o la Shoah), no se tuvo en cuenta en España durante décadas (léase, en la época franquista).
Hoy día, no sólo se recuerda, sino que se organizan múltiples actos, que van desde ceremonias en el Congreso de los Diputados hasta debates en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Recordemos hoy y por siempre, dice estos días Naciones Unidas, cuya Asamblea General aprobó la instauración de esta especial jornada para cada 27 de enero de los años venideros.
El 27 de enero de 1945, el Ejército soviético liberó el campo de concentración Auschwitz-Birkenau. Antes habían abierto con horror las rejas de los campos de Majdanek, Belzec, Sobibor, y Treblinka (Polonia). Pero lo que vieron en Auschwitz marcó un antes y un después en la Historia. Fue el mayor campo de exterminio nazi liberado y el eterno símbolo de la Shoah y de sus seis millones de muertos.
De esta terrible cifra de víctimas, 150.000 fueron judeoespañoles, casi la mitad del colectivo de entonces.
«Lamentablemente, los judeoespañoles muertos durante la II Guerra Mundial han estado olvidados durante mucho tiempo. Tanto, que en el Memorial de Auschwitz había losas en todos los idiomas de las víctimas del campo de concentración y no había ninguna en judeoespañol. Pero lo conseguimos el 24 de marzo de 2003, tras una difícil batalla», señala Michel Azaria, vicepresidente de la Asociación Judeoespañola en Auschwitz.
Azaria se encuentra esta semana en Madrid, con motivo de los actos de conmemoración del Holocausto, que en 2007 se han centrado en los judeoespañoles muertos a manos de las violentas huestes de Adolf Hitler.
El Gobierno español ha invitado a una delegación de 14 judeoespañoles, que han sido recibidos por los Reyes en el Palacio de la Zarzuela.
El pasado lunes, en la Asociación de Periodistas Europeos, tuvo lugar una emotiva charla, a la que acudieron dos supervivientes de Auschwitz-Birkenau: el judeoespañol Shlomo Venezia y el asquenazí Henri Borlant.
Ante su presencia, Henar Corbi, de la Dirección de Asuntos Religiosos del Ministerio de Justicia, anunció la inminente inauguración de la Casa Sefarad -«desde donde se difundirá nuestra relación con el mundo sefardí-español y el mundo judío»- y recordó que España forma parte del Grupo de Trabajo Internacional sobre el Holocausto, desde el pasado mes de diciembre.
«¿Cuál ha sido la respuesta del Gobierno español cuando los supervivientes judeoespañoles han pedido ayuda?», preguntaron a Henar Corbi. «Esta gente nunca ha pedido nada», contestó, mirando con respeto a Azaria, quien aprovechó para confesar que los judeoespañoles «han tenido siempre una relación muy fuerte con España», pero que ésta «no ha sido sólo de amor, sino también de odio».