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Los dones que provienen de la Justicia son superiores a los que se originan en la caridad (Khalil Gibran) |
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La ministra de Defensa de Ecuador pierde la vida junto a su hija durante un accidente aéreo |
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RAMY WURGAFT. Corresponsal en Latinoamérica
Unos turistas que paseaban de noche por la playa observaron un fuerte resplandor en el cielo, seguido de varios estampidos. «Pensamos que se trataba de fuegos artificiales. Esta mañana [ayer] nos enteramos de la tragedia», dijeron, conmocionados, al diario ecuatoriano El Globo. En esos momentos, el helicóptero en que viajaba Guadalupe Larriva, ministra ecuatoriana de Defensa, se estrellaba en el aire con otro aparato similar. Luego, el primero se precipitó a tierra, envuelto en llamas. Entre las víctimas mortales del accidente en que perdió la vida Larriva se cuentan su hija, Claudia Avila y los cinco tripulantes de la aeronave.
Claudia, de 17 años, fue hallada aún con vida por los equipos de rescate, pero falleció cuando la trasladaban al hospital. El secretario del Gobierno, Gustavo Larrea, anunció que se formará una comisión de expertos para investigar las causas del siniestro: «Es necesario que los responsables de los hechos expliquen al país lo sucedido. Me parece inaudito que en un vuelo con la ministra a bordo no se adoptaran las máximas medidas de seguridad». En declaraciones a la televisión Ecuavisa, el funcionario agregó que sin considerar quiénes iban en la cabina, le parece «sumamente extraño» que dos aparatos realizaran un vuelo nocturno tan cerca el uno del otro. A esas horas se desconocía que el propósito del ejercicio aéreo consistía, precisamente, en probar unos modernos aparatos de visión nocturna.
La colisión se produjo alrededor de las 21.00 (dos de la madrugada hora peninsular española) del miércoles. Según parece, el rotor de uno de los aparatos golpeó el fuselaje del otro, desestabilizándolo. Los helicópteros Gacela, del Servicio Aéreo del Ejército, despegaron desde el aeropuerto de Manta, localidad costera ubicada 260 kilómetros al sureste de Quito, la capital. Allí funciona, desde 1999, un centro de operaciones del Departamento Antinarcóticos de EEUU dotado de equipos de alta tecnología para luchar contra el narcotráfico en la región. El Gobierno de Washington, anticipando las reacciones adversas que podía provocar la catástrofe, ofreció ayuda para investigar las causas del siniestro.
Refiriéndose a la presencia norteamericana en suelo ecuatoriano, Leonardo Espinosa, un dirigente del Partido Socialista (PS, hoy en el poder), opinó que «conviene investigar si las emisiones de las antenas (de la base) no interfirieron en los aparatos de vuelo». Larriva, de 53 años, fue la primera mujer ecuatoriana designada como titular de la Defensa, un cargo que sólo pudo ocupar durante nueve días. Espinosa llegó a conjeturar la posibilidad de un atentado «para cortar con la trayectoria de aquellos luchadores como Guadalupe, que era un ejemplo para los ciudadanos de este país».
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