Los profetas anuncian desde hace años el final de la alta costura, pero el Apocalipsis nunca llega. Al contrario, París se transforma dos veces al año en la capital de la moda del lujo con sus pasarelas convertidas en espectáculos de belleza, imaginación y poder. Los hoteles de cinco estrellas no tienen una habitación libre. En el relais del Plaza Athenée, Fiona Swarowski descansaba entre desfile y desfile (todos los diseñadores han incorporado las legendarias piedras de la familia a sus modelos de ropa, zapatos, bolsos o gafas) con su flamante marido, Karl-Heinz Grasser, el ministro más atractivo de Europa. Y responsable de la economía en Austria, por cierto. A pocos pasos de la movida del Plaza, Armani inauguraba una de las tiendas más espectaculares del mundo.
Con tonos blanco y negro, con luces que salen del suelo o las paredes (pero que nadie ve) y con el toque de elegante sencillez propio de Armani, la fiesta de inauguración fue el acontecimiento de la semana.
La llegada de Victoria Beck-ham y Katie Holmes, pareja de moda pero no de hecho, conmocionó la Avenue Montaigne. Sin embargo, la antigua Spicegirl quedó totalmente eclipsada por Katie cuya nueva imagen rezuma belleza y glamour. Nada que ver con aquella jovencita tontorrona y mona a la que besaba Tom Cruise en todos los estrenos donde se proyectaba La guerra de los mundos para certificar su hombría y, de paso, dar publicidad a la película.
Armani llevó después a sus invitadas vips y a algunos amigos más, incluída Eugenia Silva, a cenar a su café en el barrio de Saint Germain. Al día siguiente, después de su desfile, organizó una cena de gala en el Museo de Arte Moderno de París. Allí además de la señora Cruise y de Kate Blanchet, competidora de Penélope Cruz en los Oscar, invitó a 600 personas más, entre las que se encontraban sus mejores clientes a los que saludó mesa por mesa. Armani, es el mejor artífice de su propio marketing, y el más cercano y antidivo de los personajes de ese mundo fascinante.
París ha vuelto a recuperar el liderazgo de la moda, si es que alguna vez lo había perdido. Vasari, con tienda nueva en Puerto Banús, busca en París un local para que las joyas españolas compitan en el mundo. Carlos Reig, el heredero de la firma nacida en Andorra, se llevó a Genoveva Casanova, imagen de la casa, para ir haciendo ambiente. A la condesa de Salvatierra le perdieron la maleta y se fue al desfile de Elie Saab, vestida de Loris Azzaro. Allí coincidió con Manuel Mota, el diseñador de Pronovias, quien la vistió de novia para su boda con Cayetano, de visita en París, «para ver y admirar lo que hacen los grandes».
Los Reig son los nuevos dueños de Azzaro, la legendaria casa francesa de moda, y los socios mayoritarios de Manolo Blahnik en Madrid. Además, están dispuestos a entrar también en otras firmas de prestigio, para crear un nuevo imperio de lujo desde España.
Genoveva, hablaba en París de sus vacacaciones familiares en Kenia, donde Cayetano compró hace años una casa. «Jamás hemos coincidido en un avión con Mar Flores y su marido, como han escrito por ahí. Es una invención, nunca se acostumbra uno a tantas falsedades».
Parece que Mar Flores y Javier Merino pasaron sus vacaciones en Argentina, difícil habría sido la coincidencia. Son las miserias periodísticas de cada día. Por otro lado, Los secretos y mentiras de la Familia Real, el libro de Pilar Eyre, ya va por la tercera edición. Y es que hay mentiras y mezquindades. No es lo mismo.