El torneo de Clausura comenzará en la segunda semana de febrero y algunas agencias preparan, como ya hicieron en la temporada de Apertura, estas selectas excursiones por un precio que oscila entre los 100 y los 250 euros. Los grupos están integrados por medio centenar de turistas. Poco después de ser alojados en la ciudad, un contacto de la barra brava se acerca hasta los hoteles respectivos y explica con los interesados la jornada dominical.

Cada uno de los aspirantes a recibir el curso ultra es acompañado hasta la Casa Amarilla, un zona situada detrás de La Bombonera (estadio de Boca construido en 1940 con forma cuadrada), y allí el coordinador le integrará en la parroquia de La Doce (por aquello del «jugador número 12»). Desde ese momento, el turista cumplirá el sueño de ocupar un lugar privilegiado en el estadio. La cancha tiene tres pisos, el de abajo es para los socios y los otros para el público en general, en el primero de éstos, los hinchas dejan un hueco libre para La Doce. En esa privilegiada posición, el visitante puede presenciar, en primera fila, combates con piedras y palos, y portar todo tipo de estandartes.

Una vez terminada la experiencia deportiva, el coordinador les devuelve a su hotel para que continúen el tour porteño. Este tipo de turismo alternativo se llama Pura Adrenalina y los operadores lo colocan dentro de un paquete denominado turismo urbano.

El contacto de este tour es José Beraldi, un dirigente de segunda fila, pero con estrechas relaciones con los violentos, que en cada partido corean su nombre. Beraldi acaba de ganar las elecciones a la presidencia de un club tradicional: el Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. La oposición de este polémico candidato hizo campaña con el eslogan: «Un club sin la barra de Boca».

La ruta con el grupo más temido de Buenos Aires también está pensada para ultras de otros países, aunque, evidentemente, este servicio es más caro que los 100 euros de los turistas tradicionales. En el pasado mes de octubre, el programa de televisión Blog, del Canal 9 de Buenos Aires (presentado por el periodista de investigación Daniel Tognetti) mostró la imagen de un ultra del Real Madrid participando en esta singular excursión. El seguidor blanco comentaba en el reportaje que era «un sueño» estar en ese lugar y que estaba «aprendiendo» del modo de actuar de los violentos argentinos.

Ese programa no sólo ofrecía imágenes del aficionado del Real Madrid, sino también informaba de los métodos utilizados por el barra brava más poderoso de la actualidad, Rafael di Zeo, más conocido como El Rafa. Este individuo es sucesor de históricos jefes de la fuerza de choque boquense, como Quique El Carnicero, que tenía una tienda de ropa frente al estadio, o José Barrita El Abuelo, fallecido de sida en la cárcel, donde ingresó por los asesinatos de dos aficionados de River Plate, en 1994. Su esposa fue candidata a diputada en la provincia de Buenos Aires.

Rafael di Zeo percibe más de 2.000 pesos como empleado de Servicios Públicos del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Está encargado de controlar la iluminación en las calles de Buenos Aires, aunque ahora está en situación de excedencia hasta que se aclare su situación con la Justicia: fue condenado a cuatro años y tres meses de prisión por una pelea con hinchas de Chacarita, en 1999.

En agosto de 2003, la policía entró en el apartamento de su madre y su hermano Fernando (otro de los cabecillas de la barra de Boca) y encontró 50.000 pesos (12.000 euros), 10.000 dólares, pistolas y automóviles de alta cilindrada.

El Rafa no es el único que vive de ser violento. Sus acérrimos rivales de la barra brava de River Plate, Los borrachos del tablón, especialmente sus dos líderes, conocidos como Los Patovicas, Adrián Rousseau y Alan Schenker -también con problemas con la Justicia, ya que en 2006 fueron citados por un fiscal como responsables de haber pinchado las ruedas de los automóviles de los jugadores tras una derrota- cobran, según distintas fuentes consultadas, unos 35.000 pesos mensuales (casi 10.000 euros) por parte del club.

Además, estos cabecillas tienen el absoluto control del gimnasio, revenden entradas para los partidos, controlan el acceso en los festivales de rock y otros conciertos y venden su propio merchandising en las cercanías del estadio Monumental. Rousseau trabaja desde abril de 2001 como empleado del Gobierno de Buenos Aires con un salario de 1.200 pesos y vive en Las Cañitas, uno de los barrios más selectos de la capital argentina. La barra brava de River Plate, que él encabeza, sigue sin llegar a un acuerdo para acogerse a la ruta Pura Adrenalina.

Este grupo parece que no precisa ingresos económicos extra, como demuestra que 42 de sus integrantes viajaron gratis al pasado Mundial de Alemania gracias al dinero aportado por ex jugadores del club que ahora militan en equipos europeos, según informó recientemente el diario Perfil. En este reportaje también se apuntó que al menos un barra brava se alojó en la casa de Martín Demichelis, futbolista del Bayern Múnich, excluido del Mundial poco antes del comienzo del torneo.

Luciano Figueroa (ex del Villarreal y ahora en el Génova italiano) también padeció la influencia de los barra brava bonaerense, ya que el año pasado, cuando militaba en River Plate, los ultras le obligaron a cambiar de chófer porque éste era un barra brava de Rosario Central, grupo que mantiene una enconada enemistad con la afición del club de la capital argentina.

En la ciudad de Rosario, Los canallas (Rosario Central) y Los leprosos (Newells Old Boys) manejan directamente los entresijos de ambos clubes. En Rosario Central, los hooligans del equipo controlan de tal manera los negocios de la cantera que, dicen, se quedan con el 10% de cada traspaso.

Pero no sólo son violentas las barras bravas de la Primera División. Hay otras con la misma fama, en las categorías de Segunda y de Tercera. Del Torneo Nacional B es reconocida la de Chacarita Juniors, que se enfrentó a La Doce en un entrenamiento a puerta abierta de los dos equipos en 1999, en la mismísima Bombonera. En Primera B, la hinchada con mayor peso es la de Deportivo Morón, a unos 30 minutos de Buenos Aires por el acceso oeste. Se sabe que la barra de Deportivo Morón (El Gallito del Oeste) está emparentada con algunos movimientos de la derecha política.

La barra brava de Estudiantes de La Plata y la de Independiente, esta última próxima al dirigente sindical camionero Hugo Myoano (cercano al presidente Néstor Kirchner), participaron decisivamente en el enfrentamiento durante el traslado del cadáver del ex presidente Juan Domingo Perón, a finales de 2006.

Ya lo saben, para todos aquellos que quieren emociones fuertes pueden visitar Buenos Aires u otras ciudades importantes de Argentina, donde el fútbol es pasión, negocio y una inagotable fuente de brotes violentos.