F. MARTINEZ / D. CORDERO
BARCELONA.-
La Caixa da 2006 como un ejercicio «ampliamente excelente» y del que sale «fortalecido» tras las complicaciones políticas derivadas de la redacción y aprobación del Estatuto de Cataluña. Tanto Ricard Fornesa, presidente, como Isidro Fainé, director general, aprovecharon el inusitado beneficio neto de 3.025 millones de euros de 2006 para reivindicar su gestión. La cifra significa duplicar el resultado de un año antes, gracias -otra vez en una entidad financiera- a las ventas de participaciones empresariales que le reportaron unas plusvalías de 1.520 millones.
Pero La Caixa está interesada en la otra mitad de las ganancias, las que genera el negocio financiero, en el que Fornesa ha centrado sus objetivos desde que se hizo con la presidencia supuestamente no ejecutiva del grupo. Mientras resuelve cómo saca a Bolsa lo que le queda de cartera de participadas, la entidad quiere estirar en los próximos cuatro años los 1.505 millones de euros de resultado recurrente -el propio del negocio bancario- que obtuvo el año pasado. En La Caixa dan por hecho que si en los últimos cuatro años han sido capaces de duplicar esa cifra, en los próximos cuatro también será factible repetir la meta.
La cuestión es el cómo. Y en ese sentido, la cúpula directiva de la entidad considera que será posible a través de incrementos en el periodo del 12% y el 14% en la captación de recursos de clientes y en la concesión de créditos, respectivamente. La política comercial prevé ser agresiva, ya que La Caixa espera ganar en ese tiempo 1,9 millones de clientes españoles a través de su actual red y las más de 800 oficinas que abrirá hasta 2010.
Fainé quiso ayer presentar el desglose de crecimiento por regiones para negar la pérdida de prestigio de La Caixa en el conjunto de España. Y según los datos aportados, el mercado madrileño demuestra ser el más receptivo con la entidad, ya que le ofreció 118.663 clientes más en el último año, muy por encima del resto de comunidades (ninguna supera los 90.000 nuevos clientes).
Al margen del negocio bancario, la operación estrella en 2007 de La Caixa será la salida a Bolsa del holding que integrará la mayor parte de su cartera de participadas. El proyecto no está ni mucho menos definido y Fornesa espera poder disponer del grupo de empresas que entrarán en esa sociedad de cartera antes de que concluya el trimestre. El salto al parqué está previsto que se realice durante 2007, pero Fornesa fue cauto especialmente con un asunto: las expectativas de crecimiento que pueda dar la Bolsa. La situación actual del parqué español, con máximos históricos, puede mermar la capacidad de generar mayor valor a la cotización de la compañía. Y eso a La Caixa no le interesa nada.
El crecimiento internacional llegará de la mano de nuevas sucursales
BARCELONA.- Si La Caixa tiene la oportunidad de comprar un banco, lo comprará, pero Ricard Fornesa relativizó ayer esa opción de cara a la expansión internacional prevista para La Caixa, que ni tan sólo figura en las cifras del plan estratégico que comprende el periodo 2007-2010. El objetivo es crecer a través de la adquisición de redes comerciales en aquellos lugares donde exista masa crítica española que pueda facilitar su implantación inicial. En Polonia, las cosas están avanzadas, en Pekín está prevista la apertura de una oficina... Lo que sí está claro es mantener la apuesta iniciada en el cuarto banco portugués, BPI, en el que la entidad ya ha copado el 25% del capital para afianzar sus 500 oficinas en una especie de malla comercial anexa en el país vecino. Fornesa indicó que se mantendrá esa apuesta -tiene permiso del Banco Central luso para alcanzar un 33% del capital- y que la entidad catalana aboga por su independencia frente a la OPA que le ha planteado su rival BCP. Mientras, Boursorama, en la que está aliada con Société Générale, será el trampolín hacia la «Europa rica», como señaló Fainé. Fornesa también abrió las puertas a la adquisición de un banco español si le dejaran, si bien dio a entender que «no está contemplado». Y que no habrá fusiones con otras cajas españolas, por la imposibilidad de obtener sinergias.
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