ANA DEL BARRIO
MADRID.-
«¿Podría decir cómo se define usted en materia religiosa: católico, creyente de otra religión, no creyente o ateo?» «¿Hasta qué punto se siente usted orgulloso de ser español?» «¿De cuántos ingresos netos disponen por término medio en su hogar al mes?». No, no se trata del último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) sino de una encuesta interna que está realizando el Ejército de Tierra entre los soldados, oficiales y suboficiales.
El amplio sondeo, que consta de 68 preguntas, ha levantado cierta inquietud entre los militares, debido a que realiza preguntas comprometedoras sobre religión, ideología política (si se consideran de derechas o de izquierdas) o nivel de ingresos familiares. El nerviosismo cunde entre la tropa y son muchos los que se interrogan: «¿Qué es lo que impulsa a nuestros jefes y al Gobierno a preguntarnos por nuestra orientación política? ¿Qué uso se le va a dar a esa información?»
Según informaron ayer fuentes del Ministerio de Defensa, el objetivo del estudio es comparar la opinión que tiene la población en general sobre el Ejército con la que poseen los propios militares. El sondeo -que fue distribuido por la red interna de correo electrónico- es de carácter voluntario, aunque en el formulario se insiste en reclamar la colaboración de los soldados: «Nos interesa su opinión, por eso se la pedimos».
Garantizar anonimato
Desde Defensa argumentan que el anonimato de las respuestas está garantizado, a pesar de que cuando uno envía un e-mail, el nombre del remitente consta en el ordenador. Sin embargo, según explicaron las mismas fuentes, han incluido una aplicación informática que permite que la Unidad Central de Estadística sólo tenga acceso a las respuestas del cuestionario, porque desaparece la identidad del encuestado. De momento, sólo el 10% de la plantilla ha respondido al sondeo.
El interrogatorio del cuestionario es interminable y no deja un respiro al encuestado. Así, se le pregunta por su empleo, escala, cuerpo, especialidad, además de por su estado civil, trienios e hijos. Pero eso es sólo el aperitivo. Entrando en materia, el militar debe responder qué es lo que siente cuando ve la bandera española o escucha el himno nacional (una emoción muy fuerte, algo de emoción, poca o nada especial).
También se le interroga sobre si merece la pena arriesgar su vida, si recomendaría a sus hijos seguir la carrera militar o sobre si aceptaría de buen grado tener como compañera a una mujer si le destinaran a un puesto de combate. Al soldado también se le plantean cuestiones propias de la estrategia militar, como si hay algún país que represente una amenaza militar para España (Marruecos, EEUU, Irak). Pero, sin duda, las preguntas que han levantado más ampollas son las relativas a la religión que profesan o aquella en la que se les pide que indiquen si políticamente se sitúan más a la izquierda o a la derecha.
|