El barrio de Conde Duque/Malasaña no es de los más bulliciosos de la ciudad. Al contrario, en sus angostas calles se echa de menos, entre otras cosas, la actividad y el ajetreo infantil. Lo antiguo sobrevive y apenas deja espacio para lo moderno. Por eso llama la atención este nuevo centro que ha nacido entre un antiguo taller y un viejo edificio de pisos. L'Emile es el nombre que han colocado al primer videoclub que hay en Madrid dedicado exclusivamente a los niños.
Nada más entrar, el mostrador de pizarra con una cesta llena de tizas invitando a pintar indica que aquel local es diferente. En una gran estantería blanca situada a la izquierda del local, esperan cientos de películas de todos los géneros que pueden interesar a un niño y a algún que otro adulto. Dibujos animados clásicos como Popeye, La Dama y el Vagabundo, La Bella Durmiente y cualquiera de las películas de Walt Disney, o un poco más modernas, como Toy Story, La Edad del Hielo. También asoma cualquier película infantil que se le ocurra, desde las nostálgicas como E.T., hasta la dramática Descubriendo nunca jamás. Dentro de la línea de alquiler, además de la animación, han añadido la sección de didáctica y los documentales que puedan resultar interesantes para los peques.
Aún es pronto para saber cuáles son las más demandadas. Apenas lleva un mes abierto y ya cuentan con 70 socios. «Quisimos crear un espacio en el que involucrar a los niños en el lenguaje audiovisual». Admite Antonella, una de las socias del videoclub, junto con Caterina.
El nombre del local refleja y mucho las verdaderas intenciones del pequeño centro. La propia Caterina lleva varios años trabajando con niños. «Nuestro deseo es seguir la educación natural del niño». Estas ideas proceden del único ejemplar que hay en el videoclub que los niños no entenderían: el libro de Jean Jacques Rousseau, L'Emile (El Emilio), conocido y prestigioso ejemplar que revolucionó, en plena Ilustración, la pedagogía de la época.
«La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna», esta frase del filósofo fluye en lo concerniente a la educación infantil. Detrás de la sala de proyección hay una pequeña salita con sillas y mesitas para las tareas educativas, porque los fines de semana en L'Emile se realizan diferentes talleres educativos.
De 0 a 12 años
El domingo que se acerca M2 hasta el centro, un grupo grande de niños observa perplejo en una pantalla de proyección el mítico cuento Caperucita Roja, que han visto mil veces. Después de la película los pequeños se disfrazarán de los personajes de la historia y representarán cada uno su papel. Todo marcha hasta que, por sorteo, se reparten los papeles protagonistas de la función y se distribuyen los objetos. Ahí empieza el caos. La única que se muestra conforme es la que le ha tocado el personaje principal. Uno llora porque quería ser el cazador y le ha tocado el lobo, el otro, porque le ha tocado el papel de mamá y claro... manifiesta su enfado con pucheros y llantos.
Andrés se ha acercado hasta el centro con su hijo. «El proyecto parece interesante. Ahora hay que ver cómo se desarrolla». Le apetece ver cómo se desenvuelve su hijo en ese ambiente. Dicho y hecho. Nada más pronunciar esta frase llega su hijo llorando a lágrima viva. «Yo quiero ser cazador, papá», le suelta sin quitarse el sombrero que debe llevar este personaje. «Pero si el cazador no sale casi en la función y el lobo es protagonista». El argumento de los buenos y los malos se impone a esa edad. Obviamente nadie quiere ser el malo. Bueno, al niño que le ha tocado ser la mamá no se quejaría demasiado. Después de la representación se hablará del cuento, de lo que cada uno ha entendido y se realizarán diferentes talleres, como construir plantillas para realizar un teatro de sombras, o la confección de monederos o carteras, etcétera... «También realizaremos actividades con los idiomas», pero eso será un poco más adelante.
De 0 a 12 años, L'Emile admite a cualquier niño. Con juegos y vídeos didácticos realizan ejercicios de estimulación temprana. Cada semana pretenden ir variando las actividades, según vayan surgiendo.
A diario se dedican al alquiler de películas, de momento en horario de tarde, de 17.00, a las 21.30 horas. «Ahora mismo la media de edad que tenemos es de unos cuatro o cinco años pero seguiremos ampliando».
De momento es la gente joven la que se ha venido haciendo eco de la existencia del videoclub. «Lo conocen de boca a boca porque queremos reforzar la identidad en el barrio y luego ya veremos», comentaba Antonella.
Al alejarse hacia la puerta de salida aún se escuchan las discusiones en torno al cuento. La voz de la coordinadora: «Podemos elegir cómo acaba el cuento. No tiene por qué terminar de esta forma», y las pequeñas vocecillas erre que erre: «Que me cambien con pajarito», «Yo quería ser abuelita».
L'Emile. En el número 32 de la calle de Jesús del Valle. Horario: de martes a domingo, de 17.00 de la tarde a 21.30 horas. Tel. 915224245.