LEOPOLDO ALAS
Uno de los principales creadores de la literatura dramática moderna, fundador del teatro de ideas e implacable crítico de los prejuicios burgueses, el gran dramaturgo noruego Henrik Ibsen, el enemigo de la hipocresía, proclamaba ya entonces lo que cualquiera puede comprobar hoy: traficamos con inmundicias y podredumbre y nuestra floreciente vida social se basa en una mentira atroz. Su obra Un enemigo del pueblo (1882), adaptada con elocuencia por Juan Mayorga, cobra una actualidad pasmosa en el excelente montaje del director y escenógrafo Gerardo Vera, que ha contado con un formidable reparto de actores.
En el estreno del pasado jueves en el Teatro Valle Inclán (CDN), sentado entre un público de notables, tuve la sensación de que estaba asistiendo al primer acto de campaña de las próximas elecciones municipales y autonómicas; sensación reforzada en parte por el curioso parecido físico que el buen actor Francesc Orella, el doctor Thomas Stockmann, tiene con el candidato a la Alcaldía de Madrid Miguel Sebastián o la desenvuelta y atildada arrogancia del antihéroe, su hermano el alcalde Peter Stockmann, que en la piel del camaleónico y genial actor Enric Benavent se me terminó convirtiendo en un trasunto del faraónico Gallardón.
Desde luego la obra no puede ser más oportuna. El doctor descubre que las aguas del próspero balneario de la ciudad están contaminadas. El director del influyente Canal 99 (en el original era un periódico), interpretado con convicción por Israel Elejalde, le alienta a revelar la verdad en una entrevista de máxima audiencia. Pero el alcalde, que representa los intereses de todos (los inversores; el propio director del canal que, desde una supuesta independencia, se dice vigilante del poder político y depende de sus anunciantes; el representante de una Plataforma Cívica no menos influyente aunque pretendidamente no alineada con ningún partido), plantea que la solución al problema sería demasiado costosa y provocaría el cierre del balneario durante dos años, lo que implicaría la ruina de toda la ciudad.
Acorralado en el intento de hacer pública su denuncia, el doctor hace una enmienda a la totalidad del sistema y pone en entredicho la democracia, el gobierno de una mayoría necia a la que se manipula desde los medios, desde el poder en definitiva. Un pueblo mediocre sometido a la avidez de los intereses económicos y a la mezquina corrupción de los poderosos. Da miedo. Es un jarro de agua fría. No se la pierdan.
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