Sábado, 27 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6250.
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Perdonando demasiado al que yerra se comete injusticia con el que no yerra (Baldassare Castiglione)
 MADRID
La mala vida / / Chabeli o Chábeli es una pija ejemplar, pero no necesariamente un ejemplar de pija / En su día me contaron que al célebre cumpleaños de Ronaldo las chicas fueron cobrando
Pichichis nocturnos y pijas de oficio
ANGEL ANTONIO HERRERA

MARTES, 23

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Se cruza de nuevo en mi vida Chábeli o Chabeli Iglesias. Uno prefiere nombrarla así, abundando en la indecisión del Chábeli con acento o sin él, porque define más y mejor a esta chica que siempre se hace un lío con las palabras y los acentos. La criatura es una pija ejemplar, pero no necesariamente un ejemplar de pija, porque para eso la aventaja su hermana Tamara Falcó, que es un morbazo de dulce estampa y encima mucho más joven.

De Chábeli o Chabeli no se conoce oficio, salvo que es pija, pero ella se emplea de vez en cuando como portada, que es el oficio de los que no tienen oficio. Ha llegado al virtuosismo de parecer casi mayor que su madre, Isabel Preysler. Ha llegado al virtuosismo de hablar español sin que la entendamos. De vez en cuando, ya digo, se asoma desde una portada y venden sus entrevistas con el jovial antetítulo «Chabeli se sincera», que es una propuesta doblemente imposible, porque las revistas del colorín son cátedras de la mentira y porque la sinceridad es vicio de poetas o matones, pero no de señoritas musas de peluquería, como ella. Casi prefiero que «se sincere» la señorita Obregón, que suele ser el embuste en minifalda.

JUEVES, 25

Se va Ronaldo, que últimamente estaba aquí, pero no estaba. Ha sonreído al mundo desde Milán. Nos colocará un par de goles, como dos latigazos de venganza, en cuanto nos crucemos con su nuevo equipo. Beckham trajo a Madrid el lujo de las mechas de champán de la fama y Ronaldo trajo la lujuria abierta de los goles, más algún cumpleaños apoteósico de chatis. El Madrid empieza a tener una plantilla de ausentes, o sea, que malo. Uno, de Ronaldo, recordará algunos golazos de relámpago y esas juergas con un emocionante mujerío de todos los colores. El adiós al futbolista ya se lo han dado desde las páginas de deportes. De modo que aquí nos ocupa y complace la despedida del pichichi de la jarana que también ha sido.

A mí, en su día, me contaron los que saben, o los que dicen que saben, que al cumple célebre de Ronaldo las chicas fueron cobrando. O, al menos, muchas de las chicas fueron cobrando. El caché estándar era quinientos euros, euro arriba, euro abajo, pero alguna rubia modelo de vitola internacional, hoy preesposa de otro deportista, cobró muchísimo más, y la Miss Vania Millán no cobró nada, porque iba enamorada. Todo, insisto, si es verdad lo que aseguran los que saben.

No tiene uno nada en contra de que las macizas cobren por montar la juerga, mayormente si las juergas incluyen a Beckham, a Ronaldo o a otros galácticos, que son unos bigardos de moda por los que muchas pagarían para que les tiraran un penalti, o dos, en la alcoba. A mí el rollo me parece bien. Incluso me parece que las animadoras cobraron poco. Lo que pasa es que nunca ha dejado de inquietarme el no saber por qué cobraban. Estoy desde entonces que vivo sin vivir en mí, como la santa, por el morbo. Si uno les pegaba un vistazo a estas gogós, parece obvio descartar que iban a dar una conferencia sobre Pablo Neruda, por ejemplo. E incluso parece remota la posibilidad de que fueran al tinglado a practicar idiomas, lo que no quiere decir que estas chicas, o algunas de estas chicas, tengan un muy solvente don de lenguas. Si uno les pegaba un vistazo a estas gogós, parece más probable que acudieran para meterle coreografía a la noche, o noche a la coreografía, que parece lo mismo, pero no lo es.

Lo que sí es más bien seguro es que a Ronaldo, y a algún otro, no les gusta bailar con las más feas. Y bien que hacen, qué coño. O sea, que no les gusta bailar con las más feas, pero pagando. Todo, repito, si no deliran los que dicen que saben, que a lo mejor sí deliran.

A mí me habían contado en su momento que pagaron a unas bailarinas de samba, y ya veo que mi fuente no estaba del todo mal informada. Luego estaba la top model internacional, pero española, que cobró mucho más, imagino que porque tendría que bailar más, o porque ella baila mejor, o porque su cintura no es la cintura de las otras. La top model cobró a precio de desfile de pasarela de oro, pero quizá no para hacer pasarela, y vistiendo ropa propia. Aquí la única que no pilló un euro fue Vania Millán, que entró a la fiesta con la sonrisa de la novia de Ronaldo y salió con un llanto casi de viuda. O sea, que fue de Miss a menos. Cosas del amor.

Ronaldo era el gol pendiente y el cumpleaños pendiente. Yo siempre tuve ganas de apuntarme a una de estas juergas. Pagando lo que se acuerde, por supuesto.

VIERNES, 26

Lo más impresionante de la T-4, ida y vuelta, es que uno consigue partir y consigue regresar. Quiero decir que el nuevo aeropuerto de Barajas -porque a mí me parece otro aeropuerto- es todo un monumentazo de tecnología punta, con vidrieras de cielo y ordenadores algebraicos, pero el viajero ha de poner mucho desvelo y mucha sabiduría en estos adelantos, que son una barbaridad, y como tal barbaridad lo consiguen todo, menos que pilles quizá el avión a tiempo. Estas catedrales de alta informática requieren mucho pluriempleo del viajero, que tiene que valérselas rápido entre pantallas matemáticas, ascensores que dan a otros ascensores y autobuses de ráfaga que funcionan sin conductor. Los poetas nos las vemos putas en el aeropuerto. Lo de antes era soltar el billete en su sitio, facturar el equipaje, y mirar en la pantalla la puerta correspondiente. El trámite sigue siendo el mismo, naturalmente, sólo que ahora las distancias son lejanías, las puertas son un juego de cajas rusas y la señorita de información habla en megas, o algo así. Porque aquí, de momento, hace falta señorita de información. Megas, o algo así, yo creo que sobran. Tiene uno la sensación de estar en el extranjero, antes de salir. Tiene uno la sensación, e incluso la convicción, de cumplir dos viajes. El viaje por la T-4 y luego el viaje propiamente dicho. Suele ser más largo y accidentado el primero. Lo que no quiere decir que sea más emocionante. Ya hay quien se busca otras compañías para ahorrarse sobresaltos que suelen ser cabreos. En lo de facturación, el mozo solícito responde a mi asombro o extravío:

-Esto ya es el futuro, joven.

Y el futuro queda a unos cuantos kilómetros de puertas sucesivas, abismos de cristalería y desiertos de soledad con hamburguesas de diseño.

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