Sábado, 27 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6250.
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España advierte de que los 18 firmantes de la Constitución Europea podrían ir en solitario
«Es posible modificar el Tratado, pero para completarlo y no trocearlo», avisa el ministro Moratinos
SILVIA ROMAN

MADRID.- Los 18 ministros y secretarios de Asuntos Europeos de los Estados miembros que han ratificado el Tratado Constitucional de la UE se reunieron ayer en Madrid en calidad de «amigos».

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Hastiados de que la Constitución Europea siga en suspenso, tras su firma en 2004, y de que nadie presente «un plan B o diga qué es lo que no le gusta» del Tratado, España y Luxemburgo decidieron reunir a la docena y media de países que han ratificado el texto y «ayudar» a la Presidencia alemana en su meta de desatascar la Carta Magna de la Unión.

«Estamos muy frustrados con los países que no han ratificado la Constitución Europea», confesó el español Alberto Navarro, secretario de Estado para la UE, al término del encuentro de los 18, que contó también con la presencia de cuatro países del otro bando: Portugal e Irlanda, como participantes simpatizantes, y Suecia y Dinamarca, como simples observadores.

Y es que pocos querían perderse lo que iba a surgir de esta iniciativa hispano-luxemburguesa, que podía haber molestado a Alemania como una injerencia en su Presidencia, pero que finalmente se salvó con una regañina de los 18 a los no firmantes, una inflexible declaración de que se debe trabajar «sobre la base del Tratado» y un reconocimiento de que, excepto la «sustancia» del texto, todo se puede negociar para llevarlo adelante, incluido un cambio del nombre del Tratado.

«La Constitución no es el problema de Europa, sino la solución a sus problemas», sentenciaba el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos.

«El Tratado Constitucional es, a pesar de sus defectos, un magnífico documento. No obstante, somos conscientes de que probablemente se tendrá que negociar su modificación. Si esto fuera así, sería para completarlo y no para trocearlo», aclaró el titular de Exteriores.

«No hay que hacer uso de las tijeras. Más vale mejorar que recortar. La solución tiene que ser maximalista y no minimalista», insistió Navarro, dejando entrever que los 18 no desean un minitratado, como sí desean otros, entre ellos, el candidato francés Nicolas Sarkozy.

Es más, según reconoció Alberto Navarro, los países que han ratificado la Constitución podrían avanzar en solitario, echando mano del recurso de la «cooperación reforzada», como ha pasado con el euro o con el Acuerdo de Schengen.

«No nos podemos permitir el lujo de avanzar al ritmo del más lento, sino que debemos movernos los países que tenemos voluntad política de seguir hacia adelante», apuntó el secretario de Estado, quien reconoció que esta posibilidad no se contempla por ahora, aunque apostilló que «si fuera necesario, seríamos capaces de dar ese paso».

¿Fin del referéndum?

El fantasma del no a la Carta Magna que dieron franceses y holandeses en 2005 parecía no asustar a los reunidos en Madrid. Todo lo contrario que a Alemania, cuya canciller, Angela Merkel, aspira (aún en privado) a que los países que restan por ratificar el Tratado lo hagan por vía parlamentaria y no por referéndum. ¿Estarían dispuestos a aceptarlo los 18? «Hay que respetar a cada Estado y su manera de querer ratificar», respondió Navarro. «Lo importante es el contenido», añadió, destacando los asuntos básicos que debería incluir la nueva Carta Magna: inmigración, seguridad interior y exterior, así como energía.

Para los Amigos de la Constitución, el Tratado tiene dos años de antigüedad y es hora de actualizarlo. De ahí que hicieran un llamamiento a «enriquecer y no empobrecer» el Tratado y a luchar «por esta misión casi imposible». «Es posible», susurró a los periodistas el embajador alemán en España, Doktor Wolf-Ruthart Born.

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