BEIRUT.-
Hizbulá celebró ayer los funerales por los tres simpatizantes de ese movimiento chií muertos el jueves durante los choques sectarios en Beirut, y pidió a los libaneses unidad para evitar que el Líbano se deslice de nuevo hacia la guerra civil.
El Ejército libanés levantó el toque de queda decretado para la capital, pero escuelas y universidades permanecieron cerradas un día después de los graves altercados entre chiíes y suníes que terminaron con cuatro muertos y unos 200 heridos. El grupo suní Futuro afirmó que la cuarta víctima era uno de sus activistas. Los combates callejeros rememoraron los años del conflicto civil, que comenzó entre musulmanes y cristianos e implicó posteriormente a palestinos, sirios e israelíes.
«Pedimos a todas las personalidades religiosas, cristianas o musulmanas, y a todos las personas sensibles del Líbano que compartan su responsabilidad antes de que sea demasiado tarde. Esta pura y preciosa sangre fue derramada por la unidad y dejará su huella», dijo el alto cargo de Hizbulá, Mohamed Yazbik durante uno de los sepelios. En las exequias de otro estudiante tiroteado, los asistentes lanzaron salvas de armas automáticas, mientras gritaban «¡Muerte a Siniora! ¡Muerte a Yumblat!», en referencia al primer ministro Fuad Siniora y a unos de sus mayores aliados, el druso Walid Yumblat.
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