Se prepara una primavera caliente y sangrienta en Afganistán. Los talibán están hibernando ahora, pero hay que estar preparados. Éste es el diagnóstico de los aliados y el remedio, el refuerzo militar y de reconstrucción en este país. EEUU ofrece una contribución de 10.000 millones de dólares (7.745 millones de euros) y pide a los aliados que se impliquen más, pero no surgen nuevas ofertas, ni militares ni financieras.
«El mensaje está claro: la comunidad internacional quiere mantener la iniciativa en Afganistán», aseguraba el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, al término de un encuentro que reunió a los 26 ministros de Exteriores de la Alianza, la ONU, la UE y el Banco Mundial para coordinar los esfuerzos internacionales en este país.
De Hoop Scheffer inauguraba el encuentro con un llamamiento a los aliados para que aportaran los «recursos militares y civiles necesarios» para lograr el éxito en Afganistán. La primera respuesta positiva, como era de esperar, fue la de EEUU, que, representado por su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, ofreció una generosa contribución de 2.000 millones de dólares para la reconstrucción y 8.600 millones de dólares para la seguridad en Afganistán.
Además, el Pentágono estudia enviar más tropas y ha extendido por cuatro meses el despliegue de 3.200 soldados concentrados en el este del país, una de las zonas más inestables y peligrosas.
«Nuestra ofensiva»
«Si tiene que haber una ofensiva de primavera, debe ser nuestra ofensiva. Tiene que haber una campaña política, económica y diplomática y, claro, una campaña militar», advertía Rice. Para ello, añadió, «necesitamos más compromisos con la reconstrucción, con el desarrollo y para hacer frente a la economía del opio. Necesitamos más fuerzas adicionales sobre el terreno listas para luchar y necesitamos dar un apoyo adecuado a las instituciones afganas, especialmente a sus fuerzas de seguridad».
Pero sus peticiones cayeron en saco roto. La única oferta financiera llegó de la Comisión Europea, que ha ofrecido 600 millones de euros para la reconstrucción en los próximos cuatro años. El resto de delegaciones recordaron los importantes esfuerzos que ya están haciendo en este país.
España, por ejemplo, cuya delegación presidía el secretario de Estado, Bernardino León, no tiene previsto aportar más tropas para una posible ofensiva en el sur o el este durante la próxima primavera, y además rechaza la posibilidad de que la fuerzas españolas, unos 700 hombres que están destacados en el oeste del país, se muevan a zonas más peligrosas. De la reunión de ayer no salieron compromisos concretos, algo que finalmente De Hoop Scheffer justificó explicando que no era una conferencia para reclutar fuerzas o fondos para Afganistán y que problablmente los nuevos compromisos se concretarían en la reunión de ministros de Defensa de la OTAN que se celebrá en Sevilla los días 8 y 9 de febrero.
«La única garantía de seguridad a largo plazo es la reconstrucción y el desarrollo», declaró Bernardino León, quien afirmó que «España apoya que ese esfuerzo de coordinación se centre sobre todo en Naciones Unidas». El ministro alemán, Frank-Walter Steinmeier, subrayó que «la estabilización de Afganistán sólo con una presencia militar no es posible. Se debe combinar el esfuerzo militar con el de reconstrucción».
Según fuentes diplomáticas «en Afganistán no falta el dinero sino que hay que administrarlo mejor».
La comunidad internacional se comprometió en la conferencia de Londres de enero de 2006 a dar 10.600 millones en ayudas a Afganistán, de los que 150 millones fueron ofrecidos por España.