Sábado, 27 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6250.
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Perdonando demasiado al que yerra se comete injusticia con el que no yerra (Baldassare Castiglione)
 OPINION
Editorial
DESAIRES INSTITUCIONALES A ISRAEL

El Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto que hoy se conmemora con el respaldo de Naciones Unidas y que debería servir para recordar, unidos, el episodio más infame de la Historia, ha quedado empañado en España por dos graves errores.

El Congreso de los Diputados homenajeó ayer a las víctimas del nazismo en una ceremonia irreprochable en el fondo, pero disparatada en las formas. No se entiende cómo Manuel Marín organizó un acto de esta índole -de una enorme carga emotiva y que tantas sensibilidades despierta en Israel-, sin pactar su formato con la embajada de este país ni con los representantes de la comunidad judía en España.

La actitud del presidente del Congreso fue recibida como un desaire, más aún por cuanto se eligió a Shlomo Ben Ami, ex ministro de Asuntos Exteriores de Israel, para leer el discurso principal. El embajador israelí, Víctor Harel, excusó su presencia en el homenaje alegando que tenía otros compromisos. Lo cierto es que Ben Ami no cuenta con las simpatías de Tel Aviv y, por ello mismo, se miraron ayer con lupa sus palabras. Algunas referencias en su intervención, como la que admitía los «excesos» de Israel con el pueblo palestino, no sentaron nada bien.

Pero si la jornada en el Congreso fue polémica, mención aparte merece el lamentable episodio protagonizado por el Ayuntamiento de Ciempozuelos (Madrid). Su alcaldesa, la socialista Susana León, ha decidido sustituir este año el Día del Holocausto por el del «genocidio palestino». Se trata de un disparate, porque intenta equiparar dos situaciones sin parangón posible. Pero también es una provocación intolerable, que criminaliza al Estado de Israel justo el mismo día elegido en todo el mundo para recordar el exterminio de seis millones de judíos.

Harel ya ha expresado su «repudio» por la decisión del consistorio madrileño y ha remitido cartas de protesta al ministro de Asuntos Exteriores, al de Justicia y al secretario de Organización del PSOE. La Federación de Comunidades Judías de España ha calificado directamente la iniciativa municipal de «ataque al Estado de Israel».

Sorprende que nadie del Gobierno ni de la dirección del PSOE saliera ayer al paso para corregir a la alcaldesa. Deberían hacerlo. El asunto puede reabrir heridas, cuando aún está viva la imagen del presidente Zapatero con el pañuelo palestino (símbolo de la resistencia de este pueblo) captada hace seis meses en el Festival de las Juventudes Socialistas.

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