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| Perdonando demasiado al que yerra se comete injusticia con el que no yerra (Baldassare Castiglione) |
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| Impresiones |
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| Un dato récord que no debe llevar al triunfalismo |
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El Gobierno hizo ayer públicos los datos de paro del último trimestre de 2006. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), el desempleo cayó durante el año pasado en 30.600 personas, lo que sitúa la cifra de parados en 1.810.600, es decir, un 8,3% de la población activa. El Ejecutivo tiene motivos para estar contento: desde 1979, nunca se había cerrado un ejercicio con una tasa de paro tan baja. A lo largo de 2006, se han creado alrededor de 687.000 nuevos empleos, con lo que el número de personas ocupadas se coloca por encima de los 20 millones. De cada tres nuevos empleos, dos fueron para inmigrantes y seis de cada 10, para mujeres. Lo primero refleja la importancia creciente de los trabajadores extranjeros para nuestro mercado laboral. Lo segundo palía pero no ataja el problema del desempleo femenino, que todavía supera en cuatro puntos el de los varones. Se trata sin duda de unos datos muy buenos, como reflejaron ayer las reacciones de los actores sociales. Sin embargo, el Gobierno no debe dejarse llevar por el triunfalismo. La EPA refleja también que los empleos temporales apenas se redujeron un 0,8% en 2006 y son aún un tercio del total, lo que supone un factor de riesgo en caso de recesión. Por otra parte, se da la paradoja de que el descenso del paro se ha ralentizado en los últimos semestres pese a que la economía crece a un ritmo muy alto. Además de felicitarse por el dato de ayer, el Gobierno debería trabajar en nuevas reformas que perseveren en la misma senda.
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