El Ayuntamiento de Cornellà cuenta con una veintena de pisos para realojar a las 41 personas afectadas por la explosión de gas que se produjo ayer en una finca situada en el barrio de Almeda de esta ciudad. La disponibilidad de las viviendas permitirá reubicar a las 16 familias que no pudieron regresar a sus hogares, alojadas actualmente en un hotel próximo a la zona.
El siniestro, cuyas causas se investigan, provocó la muerte de una niña de dos años e hirió a una veintena de vecinos. Además, fueron evacuados un centenar de residentes de los números 36, 38 y 40 de la avenida de Porta Diagonal, situada junto a la Ronda de Dalt.
La principal hipótesis con la que trabajan los inspectores de la Generalitat es que una fuga de gas producida en la zona de contadores -situada en los bajos- fue subiendo por el hueco de la escalera para acumularse y provocar la explosión en la séptima planta del largo edificio, de sólo diez años de antigüedad.
El grupo de afectados que pernocta en el hotel Novotel son en su mayoría vecinos del bloque situado en el número 36, el más dañado por el estallido. Tardarán varios meses en poder volver a sus hogares.
Un total de 28 familias pasó la noche del viernes en el citado hotel, entre ellos también vecinos del número 34. Algunos de estos últimos lo hicieron movidos por el miedo, pero sobre todo porque sus pisos carecían de suministro de gas.
Según un comunicado difundido por el Ayuntamiento, se esperaba que los afectados del número 34 pudieran regresar ayer definitivamente a sus casas, una vez restablecidos los servicios y reparados los daños en los desagües del edificio.
En cuanto al realojo del resto de afectados, el alcalde de Cornellà, Antonio Balmón, explicó que están analizando sus perfiles para que, en el plazo de una semana, «Todas las familias puedan tener una ubicación en que desarrollar su vida con normalidad», aseguró.Mientras, muchas de las 41 personas afectadas por la virulenta explosión siguieron ayer accediendo a sus domicilios, acompañados por los bomberos, para recoger algunos enseres personales.
El tiempo apremiaba, ya que el desescombro que llevan a cabo los servicios municipales de limpieza pronto proseguirá en el interior de las viviendas. Los que no habían podido acceder hasta ese momento a los restos de sus pisos, volvían impresionados: «Tabiques en el suelo, runa, escombros por todas partes», describía un matrimonio. La onda expansiva, de un radio de 50 metros, fue tan violenta que provocó la caída de parte de la fachada de la séptima planta y afectó al aparcamiento subterráneo del edificio.
Ayer, primer día de duelo de los dos decretados por el Consistorio, las muestras de solidaridad se repetían en la zona. Varios vecinos de la misma calle donaban maletas y bolsas para que los afectados pudieran depositar pertenencias como fotografías, ropa, objetos de valor o recuerdos personales. Los enseres permanecen en un almacén que una empresa de la ciudad ha cedido de forma gratuita.
El Club Bàsquet Almeda, cuyo primer equipo entrena el padre de la niña fenecida, suspendió ayer todos sus partidos y entrenamientos.