Sólo 24 horas después de que Ronaldinho entonara el mea culpa por primera vez desde que en el verano de 2003 llegó al Camp Nou, Frank Rijkaard salió ayer a la palestra para exculparlo del mal momento de juego del equipo.
Fue, muy a la manera del entrenador holandés, una intensa sesión de baño y masaje para el 10 azulgrana, que siempre ha respondido mejor a los mimos y carantoñas que a reprimendas y códigos disciplinarios. «Él también es parte del equipo y le tenemos que valorar en conjunto. Si el equipo no está bien, no es sólo por un jugador. No entiendo todo el ruido que se está montando alrededor suyo».
En la víspera, el delantero brasileño había admitido que atraviesa un mal momento y había calificado de «normal» que el público del Camp Nou le pitara en el partido ante el Nàstic. Rijkaard, sin embargo, demostró ayer que sabe muy bien que el astro brasileño gusta de las grandes citas -que llegarán a partir de marzo- y que será bueno que el atacante afronte el tramo decisivo con la confianza a tope.
«Es un jugador determinante. ¿Cuántas asistencias ha dado? ¿Cuántos goles ha hecho? ¿Cuántos partidos ha decidido? Hay que dejarle trabajar teniendo confianza en todo cuanto ha hecho y que seguro volverá a hacer», afirmó.
Con la ausencia de Eto'o, los números avalan que Ronaldinho, que suma ya 15 tantos entre Liga y Champions, se cargó al equipo a hombros durante los meses de octubre y noviembre.
La polémica en torno al momento de forma del Balón de Oro de 2005 ha acabado por enterrar el debate sobre el mal juego del Barcelona. Desde la disputa del Mundialito de Clubes -que los azulgrana perdieron en la final contra el Internacional de Porto Alegre- el equipo no ha vuelto a ser el mismo.
En la Liga, suma únicamente 11 de los últimos 21 puntos en juego. Sólo ha sido capaz de derrotar en el Camp Nou a la Real Sociedad y al Nàstic -ambos en zona de descenso- y no vence fuera de casa desde el pasado mes de noviembre, cuando ganó en Mallorca. El bajón físico que siguió a las vacaciones de Navidad -el Barcelona y su rival de esta tarde fueron los dos equipos que disfrutaron de más días de asueto- ha convertido el último mes en una tortura para la afición barcelonista.
«El equipo no pasa por uno de sus mejores momentos», concedió Rijkaard ayer. «Es preciso reaccionar en el campo, tenemos que poner más atención a la organización», insistió, en referencia a la presión y a las pérdidas de balón.
Afortunadamente para su equipo, el rival que visita hoy el Camp Nou no anda sobrado de fuerzas. El Celta de Fernando Vázquez, que cuenta en sus filas con futbolistas de la calidad de Nené, Cannobio, Baiano, Oubiña o Gustavo López, ha completado una decepcionante primera vuelta, en la que ha terminado decimocuarto. Con 21 puntos, el equipo gallego está más cerca del descenso -el Betis suma 18- que de Europa -el Zaragoza tiene 31-.
El equipo celeste ha perdido sus tres últimos partidos y se aferra al recuperado Pablo García para fortalecer el centro del campo. La primera y única victoria del Celta en el Camp Nou llegó el 12 de octubre de 1941, y desde entonces se han sucedido las victorias locales o los empates. Sin embargo, este año pescarán en río revuelto.
Barcelona: Valdés; Oleguer, Edmilson, Puyol, Zambrotta; Motta, Xavi, Deco; Iniesta, Saviola y Ronaldinho.
Celta: Pinto; Angel, Tamas, Lequi, Placente; Pablo García, Borja Oubiña; Gustavo López, Canobbio, Nené; Baiano.
Arbitro: Delgado Ferreiro.
Camp Nou: 19.00 horas, PPV.