ESPAÑA 33

SAP ARENA. 12.500 ESPECTADORES.

Puljezevic

T. Ivancsik (4)

Nagy (4)

Díaz (8)

Csaszar (1)

G Ivancsik (5, 2p)

Gal (5)

Fazekas (ps)

Ilyés (2)

Mocsai (1)

Tombor (-)

Katzirz (-)

s.c.

Herbert (1)

Vadkerti (-) s.c.

Barrufet

Víctor Tomás (3)

Belaustegui (1)

J. Pérez (1)

Romero (6, 3p)

Davis (6)

C. Rodríguez (2)

Hombrados (ps)

s.c.

A. Entrerríos (5)

Uríos (7)

R. Entrerríos (-)

Garabaya (1)

Lozano (-)

Juanín García (1)

Arbitros: Abrahamsen y Kristiansen (Noruega)

Exclusiones: Gal, Herbert (2), Davis, Garabaya, Juancho Pérez y Lozano.

Marcador cada cinco minutos: 4-2, 4-5, 8-8, 10-10, 11-13, 15-17 (descanso), 18-21, 20-24, 22-26, 26-28, 27-32 y 31-33.

MANNHEIM.- «El objetivo: seis puntos y a cuartos». El mensaje era rotundo. Se podía leer ayer a la puerta de los ascensores de la tercera planta del hotel Maritim, donde se encuentran las habitaciones de los jugadores de la selección. Junto al plan de la jornada, el lema remarcaba la necesidad de victoria y reacción que tenía el equipo. Los chicos fueron obedientes. Saltaron a la pista con rabia y se llevaron por delante a Hungría. Triunfo y clasificación para cuartos a falta de un partido. Hoy, el duelo ante Croacia decidirá quién es el primero de grupo.

«Necesitamos un partido completo», rogaba Juan Carlos Pastor dos horas antes del choque. España había llegado a dudar de sí misma, tras un arranque irregular. El partido de ayer no cubrió la enorme exigencia del seleccionador, pero supone un abrazo cálido a la autoestima, ahora que el campeonato entra en su fase final. El estado anímico salió fortalecido. «Adelante, el aliento se siente desde España» era el lema anónimo que los internacionales leyeron el viernes. Los lazos que unen a este grupo son poderosos, pero requerían una buena tarde de balonmano para levantar la cara con orgullo de campeones, que lo son.

La defensa fue voraz y los brazos funcionaron con mayor efectividad que en anteriores compromisos. Manos arriba, en movimiento, piernas rápidas. Anticipación. España se impuso desde el inicio, aunque Hungría se mantuvo agarrada al marcador, hasta cerca del descanso, por las pequeñas grietas del 6:0 nacional. Pura ilusión óptica ante un bloque que volaba en ataque. Víctor Tomás revolucionó desde el extremo, como Davis en el lado contrario. El peso de este último en la selección se ha multiplicado. Ya no es sólo el contumaz avanzado en la defensa que era en el pasado Europeo. Ahora combina su destreza en el robo con la contundencia en el remate. Resulta implacable. Ayer, seis de seis ante el desgarbado Puljezevic. Está creciendo desde su sonrisa tímida. Sus compañeros le buscan para resolver.

La selección en bloque dio un paso al frente, los nombres también. David Barrufet, Iker Romero, Chema Rodríguez... Tipos consagrados que debían ser activados por el bien común. El portero del Barcelona hizo 18 paradas, mientras Hombrados aplaudía desde la banda. El concurso de ambos será un baluarte cuando no haya vuelta atrás.

Romero es dintinto. Se mueve por sensaciones. Se trata de un chico especial, capaz de reventar la pelota con mirada de tipo duro en una jugada, y en la siguiente, romper a reír en la defensa. Ayer no firmó el partido de su vida, pero elevó el nivel del conjunto. Descolocó a los magiares dirigiendo desde el puesto de central, intercambiando labores con Chema Rodríguez. Un lanzamiento en rectificado y con efecto imposible levantó al público del espectacular Sap Arena de Mannheim.

Pastor aprovechó el desgaste del rival e instauró la defensa en 5:1. Llave de la escapatoria en el marcador. De nuevo, España cabalgó con Uríos. La fórmula es conocida y, en algunas ocasiones, dañina si se insiste en exceso, como sucedió ante Dinamarca, pero si la zaga contraria pestañea, Rolando se hará con la pelota. Chema Rodríguez, Alberto Entrerríos o Iker Romero dieron con él en medio de fintas y fijaciones. Ayer fue nombrado, por segunda vez en este Mundial, mejor jugador del partido. Arañó siete goles y le dedicaron por los altavoces el cumpleaños feliz por los 36 años a celebrar.

Las exclusiones sufridas por la selección no mermaron su fuga (30-26, min. 53) y Pastor pudo dar descanso a sus piezas clave. En la búsqueda del oro, no se puede desperdiciar ni una gota de sudor.