Domingo, 28 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6251.
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 NUEVA ECONOMIA
MODELO FISCAL
SARKOZY, UNA REVOLUCION CON MAS TRABAJO
El candidato del centro-derecha a la Presidencia francesa y Solbes caminan en la misma dirección: rebajar los impuestos. La diferencia es que Sarkozy pide, a cambio, esfuerzo laboral.
Marisa Recuero

Speedy Sarko. ¿Quién es? Un abogado francés, inteligente y ambicioso. Un político hiperactivo, capaz de expresar con habilidad las preocupaciones de los ciudadanos. El hombre que quiere dar un giro de 180 grados al modelo económico francés. El candidato de centro-derecha a la Presidencia de la República de Francia. Nicolas Sarkozy.

En el otro platillo de la balanza, Pedro Solbes, ministro español de Economía y Hacienda. Un gestor eficaz y un ministro por vocación. El político que ha puesto en marcha una reforma de la fiscalidad basada en la redistribución de las rentas. El vicepresidente económico de José Luis Rodríguez Zapatero.

¿Qué tienen en común Sarko y Solbes? La respuesta es obvia: la política económica. ¿En qué se parece el modelo de Sarkozy al implantado ya por Solbes en España? En este caso, la respuesta tiene sus matices, aunque ambos caminan en la misma dirección: una rebaja de impuestos.

Sarko va a por todas. Más trabajo y menos impuestos. Quiere rebajar la fiscalidad del trabajo cortando de cuajo las cotizaciones sociales a las empresas sobre las horas extra. Quiere dotar al trabajador de más poder adquisitivo, con una subida del 25% en el valor de esas horas extraordinarias. Quiere incentivar el consumo entre los franceses. Quiere conseguir 68.000 millones de euros para engordar los bolsillos de los ciudadanos. Sarko está dispuesto a todo con tal de llegar al Elíseo.

El modelo que promociona Sarkozy tiene un claro objetivo: el crecimiento económico, pero dejando a un lado la redistribución de la renta. Su máximo interés es incrementar el consumo para conseguir una economía más productiva y más competitiva. Quiere aumentar el nivel de vida de los franceses, pero no por la vía del gasto público, sino a través del trabajo. Para ello, ofrece a la sociedad un pacto en el que pide más esfuerzo a los ciudadanos a cambio de menos impuestos y menos gasto público. Los valores derechistas sobre el trabajo y la familia quedan impregnados por unas dosis de liberalismo económico.

Solbes también quiere aumentar la productividad y el crecimiento económico. Para ello, ha optado por rebajar la carga impositiva, pero a través de una redistribución de las rentas, con un recorte de la carga fiscal que soportan las rentas salariales medias y bajas. La nueva tarifa del IRPF supone un ensanchamiento de los tramos, de manera que los marginales se aplican sobre cuantías de rentas superiores y se reduce dos puntos el máximo (un 43%).

Con esta reforma, la rebaja media ha sido de un 6%, sin embargo, para aquellos que declaran rentas inferiores a los 17.360 euros, la rebaja será del 17%. El ministro también reducirá gradualmente el Impuesto de Sociedades, así como las deducciones y bonificaciones a las empresas.

El modelo de Sarkozy y el de Solbes coinciden en muchos aspectos. Ambos quieren rebajar las retenciones fiscales, la tarifa impositiva y la fiscalidad del trabajo. Van, pues, en la misma dirección, aunque uno vire a la derecha y el otro a la izquierda. Sin duda, queda patente que Solbes es un heredero de la política económica de Rodrigo Rato, el ministro de José María Aznar que le precedió en la cartera de Economía.

Lo que está claro es que la situación de Francia es insostenible. La «revolución», como la calificó Sarkozy, que éste quiere llevar a cabo, va a dar un vuelco a su economía tradicional, en la que el Estado siempre fue el más fuerte y su sector público, el más intervenido de Europa. Si echamos un vistazo a España, pese a partir de un sector público raquítico y tener menos cultura económica, los españoles se han adaptado mejor a los cambios que Francia.

Más información en página 30.

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