Lunes, 29 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6252.
ÚLTIMAS NOTICIAS TU CORREO SUPLEMENTOS SERVICIOS MULTIMEDIA CHARLAS TIENDA LOTERÍAS
Primera
Opinión
España
Mundo
Ciencia
Economía
Motor
Deportes
Cultura
Comunicación
Última
Índice del día
Búsqueda
 Edición local 
M2
Catalunya
Baleares
 Servicios 
Traductor
Televisión
Resumen
 de prensa
Hemeroteca
Titulares
 por correo
 Suplementos
Magazine
Crónica
El Cultural
Su Vivienda
Nueva Economía
Motor
Viajes
Salud
Aula
Ariadna
Metrópoli
 Ayuda 
Mapa del sitio
Preguntas
 frecuentes
Es muy difícil hacer compatible la política con la moral (Sir Francis Bacon)
 CATALUNYA
SECRETOS Y MENTIRAS
Crema catalana
La debilidad del PSOE por el fracaso del 'proceso de paz' y la del PP por sus dificultades para girar al centro ofrecen a CiU la posibilidad de arbitrar en la política española incluso de decidir a la catalana, sin que importe cuál es el partido español que tiene más votos o más escaños
FÉLIX MARTINEZ

Saca pecho consciente de que en los círculos próximos a CiU su gestión en los últimos tres años en Madrid es de lo poco satisfactorio que se cita. Josep Antoni Duran Lleida, que en 2003 parecía un hombre acabado y sin futuro político, es hoy uno de los pocos dirigentes de la federación que tiene expectativas de mejorar su situación en los próximos meses o años. Con ese aura de triunfador, a pesar de ser el líder del socio minoritario de CiU al que no le llega el dinero ni para pagar la cuota patronal de la Seguridad Social de los trabajadores del partido -Convergència se encarga desde hace tiempo de eso-, contempla como el debate entre los dirigentes del socio mayor llevan el debate al paroxismo. Que si todo es culpa de David Madí, que el problema es Artur Mas, que en realidad no es un candidato tan sólido y depende hasta en lo más ínfimo de su hombre de confianza, que si hay que pensar ya en el relevo del presidente de CiU por si fracasa de nuevo en su próximo enfrentamiento con José Montilla y si el hombre en cuestión es Oriol Pujol, al que habría que pulir y bregar, pero, sobre todo qué debe ser la federación, el modelo pujolista, que tantos éxitos le ha reportado, es decir, nacionalmente moderados pero sólidos y económicamente liberales o, ahora que Esquerra parece diluirse en el tripartito, enarbolar la bandera del soberanismo como la única fuerza realmente nacionalista.

El debate se va a ver próximamente interrumpido por dos acontecimientos electorales: las municipales de mayo y, si no se adelantan, las generales de marzo de 2008. CiU siempre ha sido una fuerza política implantada en el territorio y controla las diputaciones de Girona, Lleida y Tarragona, tres surtidores de gasolina importantísimos ahora que la federación lleva más de tres años apartada del poder.Pero la posición de Joan Puigcercós en el papel de conseller de Governació, le puede complicar las cosas a CiU si no juega bien sus cartas y puede hacerle perder más diputados provinciales de los que quisiera. En Barcelona, la apuesta por Xavier Trias si el candidato socialista hubiera sido Joan Clos, les habría dado algo de oxígeno. Pero la maniobra de última hora de Montilla de enviar a Clos al Ministerio de Industria y convertir a Jordi Hereu en candidato dificulta enormemente las posibilidades del veterano dirigente nacionalista. Un batacazo en las municipales le pasará factura, sin duda a Mas, que tendrá que poner todos los huevos en el único cesto que le quedará en ese momento: que Duran logre un potente resultado en las Generales mientras los líderes de los principales partidos españoles, Zapatero y Mariano Rajoy se tienen que conformar con exiguas mayorías relativas en lo que podría ser perfectamente un empate técnico.

No es que Zapatero se haya hundido definitivamente, pero sí es cierto que vive su peor momento político desde que ganara las elecciones aquel 14 de marzo de 2004, tres días después del día de la infamia, el 11-M. Ha rebasado el ecuador de la legislatura y es cierto que ha cumplido la mayor parte de su programa, especialmente en lo que se refiere a las ofertas de populismo de izquierdas.La economía le ha acompañado, pero ha suspendido claramente en una de las principales asignaturas de su presidencia: la resolución del modelo territorial español y el fin de problema vasco.

Cataluña ha sido el escenario donde Zapatero se ha mostrado calculador, desleal, tramposo y sin palabra. Prometió que las Cortes aprobarían el Estatut que saliera del Parlament de Catalunya y acabaría pactando con Artur Mas severas rebajas, amén de la jubilación política del entonces president, Pasqual Maragall. Se comprometió, en el marco de las negociaciones estatutarias a incrementar las inversiones del Estado en Cataluña y a permitir que el Govern entrara en la gestión del aeropuerto de Barcelona, condenado por Aena permanecer arrinconado aunque le correspondería ser el séptimo de Europa, mientras Iberia amenaza con largarse para dejar su low cost. Si la negociación del Estatut catalán debía ser el ensayo general para abrir el melón de la relación entre España y el País Vasco, la torpeza o malicia demostradas en Barcelona se han repetido en Vitoria e Iparralde.

La negociación con ETA y con la izquierda abertzale ha sido un auténtico desastre, a pesar de que es el único presidente que ha contado con un «alto el fuego indefinido» de la banda. Cierto es que el PP de Rajoy no ha ayudado nada. De hecho ha presionado y empujado al Gobierno al borde del precipicio en demasiadas ocasiones. Y el Ejecutivo, cada vez más débil, ha estado a punto de despeñarse en varias veces. El atentado de Barajas con sus dos muertos se ha cargado un proceso de paz que Zapatero ha sido incapaz de gestionar porque no ha sabido manejar a Rajoy. No ha hecho ni una sola cesión. Al menos, José María Aznar habló de «Movimiento de Liberación Nacional Vasco» y acercó un buen contingente de presos, incluido De Juana Chaos cuya eventual muerte puede tener consecuencias imprevisibles en el País Vasco.

Pero eso no convierte a Rajoy inmediatamente en el próximo presidente.El presidente del PP ha hecho bien los deberes al mantener en el monte a lo más fanático de su grey. El nivel de movilización de los populares más incombustibles no tiene precedentes en España.Pero ahora, Rajoy afronta el momento más difícil de su estrategia: girar al centro para conseguir los votos de los indecisos que quieren un partido responsable para que gobierne España. De momento, Rajoy tampoco parece muy acertado.

Unas elecciones ahora colocarían en el Congreso de los Diputados a Duran en la misma posición en la que en el Parlament ha estado Josep Lluís Carod-Rovira tras las dos últimas elecciones autonómicas: con la llave de la gobernabilidad independientemente de quien sea la fuerza más votada o la que obtenga más escaños. Si por él fuera, Duran ya sería ministro. Si se decide tras las elecciones deberá decidir si se va con aquellos con los que está más cómodo, el PP, y configura un bloque conservador en Cataluña como clara alternativa o pacta con el PSOE de Zapatero -algo en lo que ya tiene práctica- e inicia así la degeneración del tripartito que difícilmente podrá hacer lo que mejor sabe hacer, oposición de la oposición, con el socio de los socialistas en Madrid. De momento, va a sacar provecho de su posición de privilegio, quiere sólo para él la elaboración de las listas y el diseño de la campaña de 2008.

felix.martinez@elmundo.es

recomendar el artículo
portada de los lectores
copia para imprimir
Información gratuita actualizada las 24 h.
 SUSCRIBASE A
Más información
Renovar/Ampliar
Estado suscripción
Suscríbase aquí
Suscripción en papel
  Participación
Debates
Charlas
Encuentros digitales
Correo
PUBLICIDAD HACEMOS ESTO... MAPA DEL SITIO PREGUNTAS FRECUENTES

elmundo.es como página de inicio
Cómo suscribirse gratis al canal | Añadir la barra lateral al netscape 6+ o mozilla
Otras publicaciones de Unidad Editorial: Yo dona | La Aventura de la Historia | Descubrir el Arte | Siete Leguas

© Mundinteractivos, S.A. / Política de privacidad