Lunes, 29 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6252.
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Condenados a entenderse
Montserrat Tura y Joan Saura ya han protagonizado los primeros desencuentros
NANDO GARCIA

BARCELONA.- El portavoz del PP en el Parlament, Daniel Sirera, le dijo el jueves al conseller d'Interior, Joan Saura, que empezaba a «echar de menos» a su predecesora en el cargo, Montserrat Tura.Estas palabras, lanzadas por el popular en el hemiciclo durante la primera comisión a la que acudió Saura como máximo responsable de la seguridad en Cataluña, provocaron la sonrisa del conseller del «buen rollo», pero Sirera no quería hacer precisamente una broma, consciente de la tensión que hay entre el titular de Interior y la de Justícia.

No habían transcurrido las primeras 24 horas de la reedición del tripartito cuando el engranaje del Govern emitió el primer chirrido. Tura cuestionó públicamente la elección de Saura como conseller d'Interior. La razón esgrimida por la titular de Justícia fue que debía ser un conseller del mismo partido que el del presidente -es decir, del PSC- el encargado de Interior porque maneja «información secreta». Y es que no hay duda de que Tura ha demostrado con creces que eso de los pelos en la lengua no va con ella. De hecho si de alguna cosa se le puede acusar durante su gestión al frente de Interior fue de poca prudencia, toda la que está demostrando Saura en sus primeros casi dos meses al frente del cargo.

Esas palabras de Tura causaron indignación y así se lo comunicó Saura a José Montilla, que le enseñó los dientes a la consellera por sus declaraciones.

Y es que Saura y Tura no sólo pertenecen a distintos partidos, su forma de hacer política es casi opuesta. Por ejemplo, uno de los primeros objetivos de Saura ha sido el de normalizar las relaciones entre Interior y la Delegación del Gobierno en Cataluña.A estas alturas casi nadie desconoce que el delegado Joan Rangel y Tura no quedaban para tomar copas precisamente. Como ejemplo sirva que ni un sólo representante del Cuerpo Nacional de Policía o de la Guardia Civil acudió al acto oficial de despliegue de los Mossos d'Esquadra en la ciudad de Barcelona.

Saura ha querido empezar limando asperezas no sólo con Rangel sino también con Jordi Hereu. La consellera y el alcalde de Barcelona han tenido algún que otro desencuentro. Y como Saura lo sabe, uno de sus primeros actos como conseller d'Interior fue reunirse con Hereu. Ni el hecho de que el primer edil hiciera público el contenido del encuentro sin previo aviso, molestó lo suficiente a Saura como para que lo expresara públicamente. Ante todo, «buen rollo».

En lo que sí que se parecen ambos es en el deseo por controlar con todo detalle lo que se cuece en su departamento. Por eso, lo primero que hizo Saura fue reunirse con los mandos de los Mossos para exigirles toda la información.

De hecho, el conseller d'Interior ha sido ya criticado y alabado a la vez por ser demasiado transparente. Sobre todo por admitir el déficit de agentes de la Policía autonómica, que ha cifrado en algo más de 600. Tura nunca hubiera hecho semejante confesión.Esta carencia fue la que llevó al líder de ICV a proponer que los agentes que vigilan las prisiones dejen de hacerlo. Y Tura le contestó de forma cauta pero contundente. Consciente de que cualquier declaración referente a Saura se mirará con lupa, la consellera se limitó a recordar que la seguridad en las cárceles es «una pieza clave».

Saura también admitió que la vigilancia de los chalés se lleva a cabo con horas extra de los agentes. Fue Tura la que presentó estos operativos a bombo y platillo, aunque no explicó cómo se financiaban, claro.

Por si fuera poco, hace escasos días, la consellera de Justícia desautorizó a la teniente de alcalde de Barcelona, Inma Mayol (ICV), partidaria de despenalizar la «okupación». Tura aseguró que «si se quieren modificar las leyes ya hay unos órganos competentes para hacerlo pero, mientras, se aplicarán las leyes vigentes» en un claro mensaje a la pareja de Saura.

El equilibrio de poderes en el Gobierno de Montilla le llevó a entregar a ICV el Departament d'Interior y a recolocar a Tura en Justícia, a pesar de su más que conocido maragallismo.

Para algunos, los desencuentros entre Saura y Tura ponen de manifiesto que se trata de un Gobierno plural en el que se puede discrepar.Para otros, es la demostración de que las aspiraciones personales pueden dilapidar una buena gestión. El tiempo y la paciencia de ambos darán y quitarán razón.

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