Lunes, 29 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6252.
CULTURA
 
XXI PREMIOS GOYA / 'Volver', del ausente cineasta manchego, mejor película y mejor dirección / 'El laberinto del Fauno' recibe siete trofeos, incluido el mejor guión / Penélope Cruz y Juan Diego, los actores del año
... Y la Academia se reconcilia con Almodóvar
LUIS ALEMANY

MADRID.- La de ayer era la noche del ahora o nunca para los Goya. Atentos a los factores: cinco películas competidoras con enjundia; siete candidaturas a los Oscar fresquitas y con acento spaniard que aseguran que el cine español no es un asunto tan insignificante como algunos piensan; caras nuevas al frente de la Academia y de la ceremonia; una deuda moral con los espectadores después de la pesada gala de 2006...

Y la apuesta salió bien. La ceremonia acabó en hora, con la audiencia despierta y un puñado de buenos titulares. Primer titular: «Pedro, este año sí». Volver, del ausente Almodóvar (no asiste a una ceremonia desde 2001), se llevó cinco premios, incluidos los peces gordos: mejor película y mejor dirección. El palmarés lo completaron otros tres goyas de peso, más o menos cantados: Penélope Cruz, mejor actriz; Carmen Maura, mejor actriz de reparto; y Alberto Iglesias, mejor música.

Más que de sobra para borrar de la memoria el calvario por el que pasó Almodóvar en la gala de 2005. Entonces, La mala educación se impuso en una categoría y perdió nueve candidaturas. ¿Y para superar el largo historial de agravios y que arrastran la Academia y su ex miembro (se dio de baja en enero de 2005)? Baste recordar que ésta es sólo la segunda ocasión en la que Almodóvar, el más reconocido cineasta español desde Luis Buñuel, sale triunfador de la ceremonia de los Goya (la anterior fue en 2000, gracias a Todo sobre mi madre).

«Esto ha sido como el fútbol. Pedro ha visto la gala en televisión, en casa, con unos amigos, tomando unas cervezas», dijo Agustín Almodóvar, el hermano, productor y embajador del director manchego tras recoger el premio a la mejor película. Después de todo, puede que en un par de años haya ocasión de volver a ver a Almodóvar sobre la alfombra roja (este año verde).

Segundo titular: «Los mexicanos y los españoles juntitos lo hacemos mejor». Lo dijo Guillermo del Toro, director de El laberinto del Fauno, la vencedora de siete premios, y triunfadora cuantitativa de la noche.

Del Toro, en plena pista de despegue hacia los Oscar (seis candidaturas) tendrá que hacer sitio en su equipaje para los Goya al mejor sonido, el mejor maquillaje, los mejores efectos especiales, la mejor fotografía, el mejor montaje, el mejor guión original y la mejor actriz revelación, Ivana Baquero, pizpireta y un pelín redicha, como tiene que ser cualquier actriz de 12 años. «Guillermo, te quiero y te adoro» dijo Baquero. Fue el sentir general, a la vista del palmarés de la noche.

Tercer titular: «Pedreas felices». Por ejemplo, la de AzulOscuroCasiNegro. La película de Daniel Sánchez Arévalo se llevó los premios al actor revelación (Quim Gutiérrez), al actor de reparto (Antonio de la Torre) y a la dirección novel. En realidad, Sánchez Arévalo se convirtió en el director debutante con más éxito en la historia de los Goya desde la época de Tesis (1997).

También se vio radiante a Juan Diego, ganador del Goya al mejor actor gracias a su trabajo en Vete de mí, «una película de actores, compañeros», como se encargo de recalcar el propio Diego. Aunque nadie pareció tan emocionado como el productor Teddy Villalba, Goya de Honor.

Cuarto titular: «Dos perdedores». Que siempre tiene que haberlos. Salvador (Puig Antich), de Manuel Huerga, se llevó poco premio para sus méritos: un solitario Goya al guión adaptado. En un año de peor cosecha, Huerga habría lucido más. El Alatriste de Agustín Díaz Yanes, por su parte, se conformó con tres goyas (vestuario, dirección artística y dirección de producción) y vio pasar 11 premios de largo. Nadie le agradeció el haberle quitado al cine español un buen puñado de complejos.

Quinto titular: «Hubo paz, para variar». Angeles González Sinde, la nueva presidente de la Academia, debutó con un discurso irreprochable. Los tiempos en los que los representantes de la casa clamaban contra «la desproporcionada competencia de niños magos, gorilas gigantes y ogros verdes que acapara nuestras pantallas» (Mercedes Sampietro, en 2005) no están lejos, pero González Sinde parece dispuesta a cambiar el tono. La presidenta prometió «todos los usos del cine para todos» y aseguró que su sector no monta fiestas para «pedir limosnas». Será por eso que la gala dejó un insólito buen sabor de boca.

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