Lunes, 29 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6252.
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A LA CONTRA / BARRA BRAVA
Cuerda de presos
DAVID GISTAU

En sólo media temporada, Capello ha convertido a los jugadores del Real Madrid en una cuerda de presos que arrastran la pelota encadenada al pie como la bola de los penitentes. Cada domingo es un ir a galeras. Y a los delanteros, para aprovechar el tiempo en lo que tarda en llegar al área un centro decente, más les valdría llevarse libros para ir estudiando una carrera. Sólo una Liga mediocre, que no tiene modelo de juego ni jefe que se decida a apropiársela, consintió la coartada del coliderato fugaz a un Capello cuyo verdadero propósito, como diría Anson, parece ser el de curar a todos los socios del Madrí que padezcan insomnio. Pero no siempre, como en Mallorca, entra ese golito casi accidental que sirve para aplazar una semana más la pañolada. En Villarreal no entró. Y lo que queda es la enorme tristeza de un equipo que, como el hombre de Musil, no tiene atributos y se ha borrado todas las señas de identidad que fueron derramadas a una dimensión universal. Se va Ronaldo, pero Capello se queda para regentar el purgatorio donde a los hinchas del Madrí se los obliga a arrepentirse de haberse divertido mucho, no hace tanto. Sálvenos el voto por correo de este coñazo lleno de zozobra institucional igual que el Quijote liberó a los presos que ya estaban resignados a añorar goles en el banco de la galera.

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A los socios del Barsa que chiflan a Ronaldinho habría que condenarles a ver fútbol un par de jornadas en Chamartín, donde no se silba por educación, para no despertar al vecino de asiento cuando por fin ha pillado el sueño. Tal vez así, después de una dosis de Emerson, aprenderían a apreciar de nuevo lo que significa disponer del último gran animador que le queda a esta Liga de cabotaje para seguir cometiendo la audacia de apodarse de las estrellas. Puede ser que Ronaldinho atraviese ahora un momento de apagón del que sin duda regresará con todas las pirotecnias intactas y, de nuevo, con su sonrisa de zombi alegre. Pero, mientras tanto, su hinchada debería arroparle y esperarle. Aunque sólo sea por todo cuanto ya le deben: algunos prodigios del talento y, sobre todo, su simbolismo de mascarón de proa en una época en que se ha ganado todo. En los años decadentes de Gaspart, cuando el socio del Barsa rezaba, pedía a Ronaldinho. Si las plegarias les fueron atendidas, ¿por qué silban, ahora, ya, tan pronto? Se merecen un canje: Emerson por Ronaldinho, y a ver si cuela.

El advenimiento de Michel Platini como presidente de la UEFA trae un grato sabor renovador. Con esta especie de Robin Hood de las federaciones pequeñas que ha destrozado la endogamia de los directivos profesionales, por primera vez un ex jugador asalta esferas de poder que solían estar vetadas a los verdaderos protagonistas del juego, tantas veces denostados como mera mercancía de entretenimiento. Con Platini, van a pasar cosas que sin duda desestabilizarán el equilibrio del poder tal y como estuvo concebido con toda su naturaleza opaca, siempre que el aparato no acabe devorándolo. De entrada, las fronteras del fútbol se volverán más anchas. Por otra parte, la elección también ha demostrado la capacidad de supervivencia política del presunto tontín Angel María Villar, que será vicepresidente después de apoyar a Johansson, y quien por tanto se las arregla para recibir un premio después de cada error cometido. Lo mismo en la Federación que en la UEFA, Villar se ha convertido en el vivo ejemplo del Principio de Peter: «En una jerarquía, todo empleado tiende a subir hasta su nivel máximo de incompetencia».

El Sevilla dio muestras de vértigo nada más tocar cumbre en la clasificación de Primera. Nada más convertirse en líder, se ausentó en los siguientes partidos, como si, al igual que Dominguín después de yogar con Ava Gardner, se hubiera marchado a contarlo. Ahora ha vuelto con cuatro goles al Levante con los que lanza el mensaje de que pretende ir en serio. Ojalá que se lo crea, que se vea campeón, que se acostumbre a la altura. Porque esta Liga, por floja, está abierta al éxito de un outsider, y quién sabe cuándo volverá a haber otra oportunidad antes de que los imperios tradicionales devuelvan el orden a la galaxia.

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