Es estonio, participó activamente en el restablecimiento de la soberanía de su país, desempeñando incluso los cargos de Primer Ministro, ministro de Finanzas y Presidente del Banco Central. Desde noviembre de 2004, Siim Kallas es vicepresidente de la Comisión Europea responsable de asuntos administrativos, auditoría y lucha contra el fraude. Está metido de lleno en una reforma administrativa cuyo objetivo primordial es acercar la Administración europea a los ciudadanos y a las empresas, demostrar su transparencia y transmitir a la opinión pública que los fondos confiados a la UE se gestionan y se utilizan de manera correcta.
Pregunta.- ¿En qué consiste la iniciativa de transparencia?
Respuesta.- Tiene varios puntos: desde la publicación de los destinatarios de los fondos de la UE a una mayor claridad en los concursos públicos, e incluso una autorregulación de los grupos de presión que hay en Bruselas. Todo ello tiene el objetivo de asegurar a la opinión pública que el dinero de los ciudadanos está en buenas manos y bien gestionado. Muchos cambios se han llevado a cabo desde la gran crisis por la que pasó la Comisión Europea en 1999. Ahora ponemos mucho hincapié en serias auditorías, en tener los mejores sistemas de control de a dónde van dirigidos los fondos, etc. La situación está mejorando. Hay mucho dinero que gestionar y la mayoría del presupuesto va destinado a subsidios, y siempre está la pregunta de si el reparto se ha hecho bien o si los fondos se han usado correctamente.
P.- ¿Qué medidas se están poniendo en marcha para ello?
R.- El Libro Verde ha sido una de ellas. En él se llevaba a cabo la consulta de temas fundamentales, como el hacer pública la información de los que reciben los fondos de la UE y su cuantía; conocer más a fondo a los grupos de presión, y cómo hacer que su cometido parezca menos oscuro a la opinión pública, e informar abiertamente sobre los contratos públicos.
P.- ¿Cómo ha sido acogida la medida de hacer pública la información de los beneficiarios de los fondos?
R.- Al principio fue una decisión controvertida, pero ahora ya hay muchos países, entre ellos España, que lo hacen público sin problemas. Hace un par de años, el 80% de los fondos europeos era distribuido a beneficiarios desconocidos, es decir, que la información de quiénes recibían este dinero no era pública. Esto está cambiando. Para 2009 los estados miembros estarán obligados a publicar toda la información sobre los receptores del dinero de los fondos y no sólo eso, sino que será público cuánto reciben y para qué lo utilizan. No sé si esto prevendrá el fraude, pero creo que, por lo menos, será un factor disuasorio para el mal uso de los fondos, es decir, si se sabe que todo va a hacerse público, por lo menos los destinatarios tendrán que ser muy cuidadosos a la hora de manejar ese dinero. Esto creará una atmósfera más transparente.
P.- ¿En su lucha contra el fraude, qué está haciendo ahora mismo la Comisión?
R.- Afortunadamente no hay grandes escándalos en estos momentos, pero siempre hay algún caso esporádico. Estamos trabajando muy duro para acabar con el contrabando de tabaco, también con el fraude en los impuestos y, sobre todo, con la falsificación de productos. Una de mis principales preocupaciones es que en varios países, las ayudas que se supone que van destinadas a las agricultura, al final acaban en manos de los grandes intermediarios o de la industria procesadora de alimentos, precisamente los que no lo necesitan. Por eso, la transparencia y la información pueden paliar esto.