C. SERNA
La intención de este estudio es crear una base de datos que permita adaptar las políticas sociales que ponen en marcha las distintas administraciones a la realidad de las personas sin hogar.
Los expertos aseguran que la situación en España no es tan extrema como en otros países europeos o Estados Unidos, pero, quizá por eso, la información que se tiene sobre esta población es menor.
Por ejemplo, en la página web del Ayuntamiento de Nueva York hay un departamento dedicado, exclusivamente, a las personas sin hogar que transitan a diario por la capital. En él, se incluyen los programas públicos que se han abierto, las últimas jornadas sobre los problemas que sufren los sintecho o los últimos movimientos políticos en favor de quienes no tienen más que la calle por hogar.
Y en esta página web (www.nyc.gov/html/dhs/html/home/home.shtml) también se muestra un importante contador para la programación de estas políticas sociales. Con sólo un día de retraso, se incluye diariamente el número de personas que han pasado la noche en algunas de las dependencias públicas abiertas para paliar los daños de vivir en un portal. Por ejemplo, el jueves 25 de enero, 9.256 familias y 7.419 adultos solos eligieron pasar la noche en uno de los albergues que hay abiertos en Nueva York. En total, 35.091 personas sólo en esta ciudad estadounidense.
Los especialistas españoles insisten en que es bueno crear este tipo de base de datos para tener mejor conocimiento de la evolución de los homeless. «En la página web de Nueva York, se puede ver cuánta gente ha dormido en los albergues cada día, cuántas mujeres, cuántos hombres, de qué edad, de qué nacionalidad... Aunque sólo es la información de los albergues, ayuda a conocer mejor su situación», explica el profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, Manuel Muñoz, que codirige la investigación encargada por el Ayuntamiento.
En el caso de Nueva York, la información es diaria. Sin embargo, ya que el número de personas sin hogar en Madrid es menor, la intención de quienes han encargado el muestreo y de quienes lo han realizado es que se pueda repetir cada año.
Tener datos anuales sobre la situación y los problemas reales de las personas sin hogar sería suficiente para conocer los cambios sociales que se producen en un grupo social demasiado heterogéneo, que lo único que tiene en común es el techo bajo el que duermen y que, por diversas circunstancias, están excluidos de una vida normalizada.
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