Al otro lado de la Gran Vía teatral hay una escena paralela que no detiene la marcha. Su prioridad es otra y tiene que ver, sobre todo, con lo artístico. Sus protagonistas -ya sean actores, músicos, bailarines o los penúltimos en llegar: los performers- viven refugiados, en ocasiones a su pesar, bajo el toldo de lo considerado alternativo. Viven en el filo de la navaja de las últimas tendencias, asoman la cabeza e intentan llamar la atención del público.
El festival Escena Contemporánea cumple siete años como plataforma para facilitar ese contacto entre artistas comprometidos y públicos curiosos. Hoy arranca una nueva edición, algo distinta a las anteriores. Sobre todo porque estrena director, Roberto Cerdá, sustituto de Mateo Feijoo. ¿Su propósito fundamental? Hacer de este festival un punto de encuentro accesible y superar los 11.000 espectadores que se congregaron en la edición de 2006.
Los criterios de selección han sido los siguientes: «Primero, la inquietud artística, lo que me ha permitido encontrar espectáculos de todo tipo; en segundo lugar, un criterio personal para que los montajes traigan a escena los problemas del ser humano; y por último, la idea de hacer un festival muy abierto, que abarque desde la performance al teatro de texto», explica Cerdá.
En número de espectáculos, el festival ha sufrido un recorte notable. Frente a los 56 espectáculos de la pasada edición, la Escena Contemporánea que hoy comienza presenta 37, con la participación de 35 compañías (de las que 19 son españolas).
El primer espectáculo del ciclo corre a cargo de la compañía checa Farm In The Cave, que presenta esta noche (y mañana, ambas sesiones a las 21.00 horas) en la sala Cuarta Pared el montaje Waiting room, la historia de una sala de espera en una estación de tren provincial, en algún rincón lejano del mundo.
De la producción española, el director de Escena Contemporánea subraya las presencias en la capital de Matarile Teatro (del 1 al 4 de febrero, en la sala Cuarta Pared con Truenos y Misterios), así como la de la directora Angélica Lidell al frente de Atra Bilis Teatro (El año de Ricardo, del 7 al 10 de febrero en el mismo escenario) y de las compañías El canto de la cabra (Trece años sin aceitunas) e Itaca Teatro (Fragmentos de Cuaderno de Nueva York), entre otras. En cuando a la danza, destacan Zero, de Blanca Arrieta, y No intre 1800, de la compañía Pisando Ovos.
Respecto a las compañías foráneas, desde Colombia llega Mapa Teatro, que, en el Anfiteatro de la Casa de América, presentarán 4:48 psicosis, «la última travesía de una mujer rota por la visión de un mundo deshumanizado»; los holandeses Odd Enjinears reflexionarán sobre la tauromaquia en La torera (actuarán en La Casa Encendida), mientras que la francesa Catherine Diverrès recorrerá con un único espectáculo la historia de la danza contemporánea (Teatro Pradillo, del 7 al 10 de febrero).
Música experimental
El programa de Escena Contemporánea se ramifica en una serie de actividades que completan la oferta central. Una de las novedades este año es la puesta en marcha del ciclo Perspectivas. Se trata de que el público pueda volver a ver espectáculos ya estrenados, pero que, por su calidad artística, han merecido volver a la capital. El ciclo de música incluye la música matérica de Cosmos 21, el flamenco experimental de Bulos y Tanguerías y la improvisación electroacústica de Mattin y Werner Dafeldecker.
El ciclo Autor, por su parte, se dedicará a polémica escritora austriaca Elfriede Jelinek, Premio Nobel de Literatura 2004. En el ciclo habrá debates y conferencias, más la representación de tres de sus obras teatrales: La pared, Clara S. y Jackie.
Escena Contemporánea. Hasta el 25 de febrero en diferentes espacios teatrales de la Comunidad de Madrid. Más información en el teléfono 91 532 72 44 y en
www.escenacontemporánea.com