ADRIAN SACK. Especial para EL MUNDO
LONDRES.-
El caso de la supuesta compra de títulos nobiliarios, por el que Tony Blair ya fue interrogado por la policía, dio un nuevo giro ayer al conocerse presuntas pruebas escritas que involucrarían seriamente al primer ministro británico. Sin embargo, el líder laborista, acosado ya por un sinfín de presiones de diversos sectores que persiguen su pronta salida del Poder, respondió inmediatamente a esta denuncia con una afirmación desafiante. «Voy a continuar con mi trabajo, tengo cosas a medias por hacer», declaró imperturbable Blair después de ratificar que no se irá de Downing Street, al menos, hasta el 3 de mayo, día en que se celebrarán las elecciones autonómicas en Gales y Escocia.
El agitado día del premier comenzó a primera hora del domingo con la publicación de un artículo de The Sunday Telegraph en el que se daba cuenta de una investigación policial que habría dado con una serie de papeles con anotaciones escritas de puño y letra por el primer ministro. Estos documentos dejarían constancia de su conocimiento de canjes de cargos en la Cámara de los Lores a cambio de importantes aportaciones al gobernante Partido Laborista en las elecciones de 2005.
La principal conclusión de esta pesquisa -que, de acuerdo con el matutino, fue realizada por detectives de Scotland Yard- es que no serían 4 las personas que financiaron a esa fuerza política para ser premiados con un título nobiliario, sino «al menos» 9 entre los 12 empresarios investigados. Los involucrados, entre quienes se encontraban prestigiosos hombres de negocios, habían aportado un total de 21 millones de euros, aunque las condiciones en las que este dinero fue asignado no han sido esclarecidas aún por la policía.
La posible ampliación del número de implicados agravaría aún más la situación de Blair, quien el último viernes debió afrontar denuncias por acusaciones de mantener un «sistema de correo electrónico paralelo» en dependencias oficiales para administrar y, eventualmente, borrar con mayor eficacia cualquier mensaje que pudiera incriminar al Gobierno sobre éste y otros casos. No obstante, la investigación policial también da cuenta de otro detalle: de acuerdo a los papeles hallados, Blair había sido aconsejado por especialistas sobre los peligros de asignar títulos ese mismo año, petición que fue inmediatamente bloqueada por la Cámara de los Lores.
Entre las primeras repercusiones sobre este presunto hallazgo policial, destacó el testimonio de Elfyn Llwyd, un legislador galés que había promovido la investigación policial al primer ministro por este escándalo. «Esto muestra que Blair tiene aún muchas preguntas por responder. Yo estoy absolutamente convencido de que la policía debería investigarle una vez más», afirmó este miembro del Parlamento.
Ayer, un portavoz de Downing Street no sólo desmintió las acusaciones vertidas contra el premier, sino que, incluso, negó la existencia de los papeles a los que hace referencia The Sunday Telegraph. «Eso es completamente falso, no hay ningún documento de esa naturaleza», manifestó esta fuente no identificada del Gobierno británico. Más tarde, el propio Blair buscó bajarle los decibelios a la controversia al ratificar su permanencia en el Poder: «Lo más importante es garantizar que, durante el tiempo que me queda, tengamos un programa sólido y vigoroso».
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