Ni Heidi Klum ni Elle MacPherson. El apodo de El Cuerpo se lo ha ganado ahora otra rubia de ojos claros que no ha tenido que lucir su palmito por las pasarelas ni darse codazos con una sola aspirante a top-model. Se trata de la princesa Magdalena de Suecia, la hija menor de los Reyes Gustavo y Silvia, piropeada siempre desde los tabloides por su atractivo físico y nombrada, desde este mes «el mejor cuerpo de Suecia».
La rosa anécdota procede de una iniciativa de la revista sueca Glamour, que se dedicó a entrevistar a 900 mujeres de entre 16 y 79 años, sondeándolas sobre diversos aspectos de la belleza y preguntándolas, de paso, sobre quién gozaba del cuerpo más espectacular del país escandinavo.
El resultado de la encuesta fue todo lo que una Casa Real habría deseado de su pueblo. Y es que en primer lugar, con un 17% de los votos, quedó situada Madeleine Thérèse Amelie Josephine, tercera en la sucesión a la corona sueca, y de 24 años, que están dando ya mucho que hablar.
Madeleine o Len, como la llaman sus amigas, superó a la mismísima Izabella Scorupco, chica Bond en Goldeneye y bellísima actriz polaca afincada en Suecia.
¿Amor ciego de súbditas o merecido galardón? La verdad es que la espigada y simpática princesa Magdalena goza de unas medidas de escándalo (88-58-90) y su escote ha provocado hasta el escrito de un comunicado de la Casa Real.
Los integrantes del grupo de punk sueco Snorting Maradonas compusieron una canción en la que confesaban que la parte descubierta del pecho de la princesa les excitaba sexualmente. El revuelo no se tardó en montar y desde el Palacio Real de Estocolmo se anunció la posible toma de medidas legales contra los miembros de Snorting Maradonas, quienes reivindicaron su libertad de expresión e instaron a la Casa Real a guardar silencio, porque bastante es que «reciben mucho dinero por no hacer nada».
Es normal que Magdalena de Suecia esté en el ojo del huracán. Famosa por su afición a los saraos, la princesa ya ha tenido que reclamar que últimamente no se dedica tanto a divertirse y que pasa más tiempo entre libros que entre copas de champán. «Es muy triste sufrir el estigma de que sólo me importan las fiestas. Es cierto que antes salía de vez en cuando, pero en los últimos tres años he dedicado la mayor parte de mi tiempo a estudiar», se ha defendido desde Nueva York, donde acaba de trasladar su residencia, para hacer unas prácticas en Naciones Unidas.
Magdalena de Suecia realizó sus estudios básicos y, como casi todos sus compatriotas, se marchó al extranjero antes de ingresar en la Universidad. La princesa eligió Londres, pero los paparazzi convirtieron su vida en un infierno, obligándola a regresar a su Estocolmo natal. Allí, ha estudiado Historia del Arte, Etnología e Historia Moderna. Le ha empezado a apasionar el diseño y la decoración de interiores, y ha centrado sus actividades oficiales en los niños.
Rebelde desde tierna edad, la sexy princesa protagonizó su escándalo más sonado cuando, en 2003, anunció a sus padres que dejaba las 608 habitaciones del palacio habitado más grande del mundo para irse a vivir con su novio, Jonas Bergström, un plebeyo estudiante de Derecho.
«Es el diamante más vistoso de la casa real», mantiene el diario sueco Afton Bladet sobre la elegante joven, que se ha manifestado halagada por su número uno en la lista de las suecas más curvilíneas, pero a lo que no ha querido conceder más importancia. Quien al parecer sí se lo ha dado ha sido su hermana mayor, la heredera, Victoria, conocida por sus pasados problemas alimenticios y a quien le hubiera ilusionado aparecer siquiera en el tercer lugar, concedido a la presentadora de televisión Emma Andersson.
Entusiasta de la equitación, Magdalena de Suecia no aspira a ser reina. Tal vez sea por eso por lo que combina con desparpajo rebeldía y responsabilidad. En Nueva York, ha trabajado en el Bronx. Pero también le encanta bailar, tener amigos problemáticos, ex novios de baja reputación... Hasta los Reyes le tuvieron que poner una tutora para que organizara su vida loca.
Y también se cuenta que una de sus mayores decepciones fue cuando sus padres le prohibieron ir a la fiesta posterior al banquete concedido a los últimos premios Nobel. La joven princesa se tuvo que ir a la cama y sin poder lucir «el mejor cuerpo de Suecia» entre las mentes más brillantes, pacíficas o solidarias del planeta.
LO DICHO Y HECHO
«Es muy triste sufrir el estigma de que sólo me importan las fiestas. En los últimos años me he dedicado a estudiar»
1982: Nace en Estocolmo y es bautizada como Madeleine Thérèse Amelie Josephine, princesa de Suecia, duquesa de Hälsingland y Gästrikland. Se convierte en la tercera en la línea de sucesión a la corona sueca. 2001: Se traslada al Reino Unido para perfeccionar su inglés. 2003: Ingresa en la Universidad de Estocolmo y estudia Historia del Arte, Etnología e Historia Moderna. 2006: Se muda a Nueva York para realizar prácticas en la ONU. 2007: Es elegida por sus súbditas «el mejor cuerpo de Suecia».