Lo cuenta con esa simplicidad que sólo da el haber recorrido el camino de ida y vuelta muchas veces; ésa que sólo se consigue a partir de haber acumulado muchísimas vivencias; las suyas, las de los demás, las que le ha ido regalando la vida a lo largo de 72 años de existencia. Todo eso es lo que atesora Peret en el baúl de sus haberes.
«La verdad es que no pensaba volver a grabar. Pero un día, antes de comer, cogí la guitarra e hice una melodía. Luego compuse otro tema. Y cuando ya tenía dos o tres, me metí en mi estudio, con una mesita pequeña de sonido que tengo, y estuve año, año y medio componiendo. Luego, por un problema de alergia tuve que instalarme en la cocina. Y allí estuve cinco, seis meses más, hasta que terminé el disco».
Así ha sido, sin mucho más que añadir, el proceso de creación del nuevo trabajo discográfico del que, sin duda, puede considerarse como uno de los artistas catalanes más influyentes, Pedro Pubill Calaf, Peret. Un vigoroso disco de reivindicativo espíritu, Que levante el dedo, con el que el gran padre de la rumba catalana pone fin a un silencio artístico de 11 años, desde la publicación, en 1996, del comercialmente fallido Jesús de Nazareth.
«Aquel fue el mejor disco que he hecho en mi vida, pero me lo marginaron totalmente. Las radios no querían ponerlo porque todas las canciones hablaban de Jesús», recuerda ahora el cantante, que pasó casi dos décadas alejado de la actividad artística ejerciendo de pastor de la evangélica Iglesia de Filadelfia. «Mi desengaño es con las religiones, no con Jesús», aclara, una vez más, el músico, que no ha dudado en poner a la iglesia en el punto de mira del combativo tema que abre y da título a su nuevo trabajo.
«Aquel que dice que no vende nada... Que levante el dedo», canta Peret en esta canción en clave de rumba, con la que quiere levantar su particular voz de protesta en contra de una sociedad «que margina a las prostitutas, cuando en realidad todo el mundo vende algo; incluyendo la Iglesia, que nos vende el cielo».
Las reivindicaciones, sin embargo, no acaban ahí. También rompe una lanza a favor de los gorditos en Jalamandrú -«para ser justo y honrado, los kilos no son pecado», rumbea también en este tema- y se mete con aquellos que «al primer disco de oro... pierden el culo», en la guajira La fama no me cambiará; algo que, sin duda, a él no le ha pasado.
«Sigo viviendo en el mismo barrio y sigo teniendo la misma mujer y los mismos hijos», argumenta, desde la sabia serenidad vital que aporta la madurez, un artista que cree que después de haber «hecho muchas canciones para hacer bailar, ahora quiero hacer meditar, pensar, tomar conciencia de las cosas».
Desde esta misma perspectiva, y con la rumba catalana en un momento de especial vigor -«¿es que alguna vez no ha sido así?», se pregunta Peret-, el músico catalán también cree que ha llegado el momento de puntualizar algunas cosas respecto a un género del que no se considera inventor, pero sí único creador.
El Pescaílla y el ventilador
«La rumba catalana no nació en Gràcia, como dicen algunos, sino en la calle de la Cera. Y que el Pescaílla [Antonio González, marido de Lola Flores] fue su inventor, tampoco es cierto. Eso es algo que soltó una folclórica el día de su entierro, pero que él nunca dijo. El Pescaílla hacía rumba flamenca, no catalana, que son dos cosas muy distintas. Para empezar, la rumba catalana tiene una estructura musical muy clara; lleva unas palmas muy definidas y usa un ritmo con la guitarra que se llama el ventilador, pero que no es el mismo para cada canción. Y además, habla de nuestras cosas, de nuestra cultura. Del pà amb tomàquet, de la botifarra y de la carn d'olla».
Todo eso lo quiere aclarar Peret en un libro, uno de los dos grandes proyectos que el artista tiene en cartera en estos momentos.El otro es editar un álbum recopilatorio que reúna 40 o 50 de sus más de 200 canciones, en renovadas versiones. «Tengo temas grabados en una sola pista, así es que quiero volver a hacerlos con los medios que hay ahora», afirma el músico que, de momento, no ha previsto actuaciones de presentación para su nuevo disco.Aunque, eso sí, sueña con una posible gira en compañía de las nuevas generaciones de rumberos catalanes. «Yo ya no estoy para aguantar dos horas en el escenario, pero sí podría salir a hacer un tema o dos, acompañándoles a ellos».
Ganas no le faltan al maestro Peret, que no duda en afirmar que, ahora, se encuentra «mejor de voz que cuando empecé».