El Zaragoza no tiene a Mourinho en el banco, ni a Terry, Lampard o Drogba sobre el césped, ni siquiera a un Abramovich en el palco. Sin embargo, el conjunto blanquillo se ha convertido en la pesadilla del poderoso Barça de Frank Rijkaard en la Copa del Rey de la misma forma en que el Chelsea es su rival europeo por antonomasia.
El equipo maño, que esta noche visita el Camp Nou en el partido de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey (22.00 horas, PPV), se ha especializado durante la era Ronaldinho en amargar a los azulgrana en la competición que han ganado en más ocasiones (24), siendo su último título el de 1998-.
En el primer año de Frank Rijkaard en el Barcelona, la eliminatoria contra el Zaragoza estuvo cerca de desencadenar la destitución del técnico holandés. Con el equipo sumido en una grave crisis de juego -finalizó la primera vuelta en séptima posición-, la competición del KO era considerada, junto con la UEFA, como la única posibilidad real de que el equipo barcelonista se alzara con un título. Sin embargo, los maños vencieron en el partido de ida en el Camp Nou en un pésimo partido de los azulgrana, que formaron de inicio con futbolistas como Reiziger, Oscar López o Gerard. En la vuelta, Luis García adelantó a los barcelonistas para equilibrar la eliminatoria. Con el partido rumbo a la prórroga, Rijkaard sustituyó a Ronaldinho para dar entrada a Luis Enrique, y la imagen del astro brasileño maldiciendo rumbo a los vestuarios estuvo a punto de dar con el entrenador en la calle. A cinco minutos del final, Yordi empató el partido y echó al Barça de la competición.
El pasado año se repitió la historia. El Barça marchaba con paso firme en la Liga y en la Champions rumbo al doblete, pero se cruzó con un Zaragoza intratable en la Copa del Rey. De la mano de Víctor Muñoz, los aragoneses plantearon un partido al contragolpe en Zaragoza que destrozó a la defensa barcelonista. En sólo cuatro minutos, los azulgrana encajaron tres tantos y el partido finalizó con un 4-2 en contra que cerraba la racha de 18 victorias consecutivas de los de Rijkaard. En el partido de vuelta, la expulsión de Ronaldinho cortó de cuajo la reacción azulgrana. El partido finalizó 2-1 y el Barça volvió a quedar eliminado a manos de su rival de esta noche.
Con estos antecedentes, Rijkaard admitió ayer mismo que la eliminatoria frente al Zaragoza supone «una motivación añadida». El técnico holandés explicó que el rival de hoy es «más fuerte que el del año pasado» y exigió a sus hombres «la mentalidad correcta» y «concentración» para derrotar a un rival al que recientemente ya vencieron en Liga (3-1) con dos geniales golpes francos de Ronaldinho en los últimos minutos. Respecto a lo ocurrido el pasado año, Rijkaard afirmó que aquella eliminación acabó siendo positiva para su equipo: «Con un calendario tan denso, caer en la Copa nos vino bien».
Rijkaard podrá volver a contar con Márquez en la defensa y deja fuera a Motta, Ezquerro y al lesionado Thuram. El Zaragoza, mientras, llega al Camp Nou con las bajas de Celades y Aimar, pero recupera a Diogo, sancionado los últimos cinco partidos.
Vuelve el árbitro que expulsó a Ronaldinho
Era el minuto 37 de la primera mitad cuando Ronaldinho trató de cortar un avance de Cani. El árbitro, ante la incredulidad general de la afición, mostró al brasileña la cartulina roja. Su entrada fue dura -en plancha y chocando hombro contra hombro contra el capitán del Zaragoza-, pero no era merecedora de la expulsión.
Ronaldinho se negó en primera instancia a abandonar el césped -Pelé estaba en la grada y el partido estaba perfecto para él- y a duras penas pudo contener las lágrimas. La jugada encrespó al público, que ya no perdonó ni una a Rodríguez Santiago. Los más morbosos y rencorosos están de suerte, puesto que él será el encargado de dirigir el partido de esta noche, en la misma competición y ante idéntico rival.
El colegiado del colegio castellano-leonés acabó por enfurecer a la grada negándose a expulsar al zaragocista Ponzio pese al aluvión de entradas duras que realizó. Las pañoladas al colegiado presidieron buena parte de la segunda mitad, en una de las mayores controversias con el arbitraje de la historia azulgrana reciente.
La polémica creció días después al saberse que el colegiado, comentando un partido del Barça en una peña barcelonista, había advertido que Ronaldinho se empleaba con dureza con los brazos y que sus acciones eran merecedoras de expulsión. Rijkaard no quiso ayer dar mayor importancia al regreso del colegiado al Camp Nou, y se limitó a señalar que «el árbitro está en el campo para hacer su trabajo de la mejor forma» y expresó tener confianza «en todos los árbitros».
