Por fin pudo escapar del infierno. Sí, el Real Madrid ha comenzado a convertirse en un lugar desagradable para un perfil de jugador deseado por la mayoría , pero denostado por técnicos como Fabio Capello, quien prefiere fichar a futbolistas como Emerson y Diarra para prometer sólo cuatro derrotas por campaña. Ayer, cuando el Madrid ya acumula seis partidos perdidos en la Liga, el club blanco consumó el traspaso del delantero brasileño al Milan de Berlusconi.
Al final, el Madrid logró arañar hasta siete millones y medio de euros por una operación que le deja sin el mejor delantero del mundo y a la búsqueda de un nuevo atacante antes de que hoy se cierre el mercado de invierno para evitar, entre otras cosas, que el canterano Nieto sea el único punta suplente en el banquillo, como ha ocurrido en los últimos encuentros. El Milan había ofrecido 18 millones en agosto. No le ha salido mal el retraso. El 5 % de la cantidad pactada irá a los antiguos clubes de Ronaldo, entre ellos el Barça. Pagarán a medias blancos y rossoneri.
La negociación estaba prácticamente enfilada desde la noche del lunes. Ayer, el vicepresidente del Milan, Adriano Galliani, llegó a las oficinas del Bernabéu con la idea de evitar nuevas sorpresas y llevarse a Ronaldo en un vuelo privado que tenía que salir antes de las 18.00 horas para que el jugador pudiera llegar a la capital lombarda a una hora decente. Después del almuerzo con Pedja Mijatovic y Franco Baldini, el contrato quedó ultimado. Además de los siete millones de euros, el Madrid percibirá medio millón más si el Milan se clasifica para la Liga de Campeones esta temporada o la próxima.
El Fenómeno no acudió a Valdebebas, pese a que se había especulado con su presencia en el entrenamiento para despedirse de sus compañeros. Permaneció en su domicilio hasta que recibió la llamada definitiva, la que confirmaba el acuerdo entre los dos clubes. Con el Milan ya estaba todo hablado. Un contrato hasta junio de 2008, casi año y medio de duración, con una ficha de siete millones de euros netos y con la seguridad de percibir el total de sus ingresos por publicidad. A eso se añade la promesa de que Capello no será contratado como técnico rossonero mientras el brasileño se entrene en Milanello.
Ronaldo permaneció durante una hora en las oficinas del Santiago Bernabéu. Fue su último contacto con el club al que defendió durante cuatro años y medio, su último acercamiento a los empleados, el último autógrafo en sus fotografías vestido de blanco. Todo terminó y a la salida, El Fenómeno tuvo palabras sentidas para el club, pero de dura crítica hacia el entrenador que decidió dejarlo en el banquillo y que le hizo tan infeliz como a miles de aficionados que han escuchado las historias del peso y la disciplina, los que sabían que si Ronaldo jugaba, marcaba la diferencia, lo que no puede decirse de sus sucesores.
«Acabo de firmar el contrato con el Milan. He sido traspasado por el Real Madrid y quería sólo agradecer su apoyo a la afición, a la gente que me ha querido, a todos mis compañeros y a todos los entrenadores que he tenido, menos a uno», señaló Ronaldo en su primera andanada a su verdugo y rodeado por decenas de periodistas.
«Es triste marcharse. Se me parte el corazón, pero así es la vida. Ahora tengo otro desafío importante en mi vida, que es triunfar en Milán otra vez. Me da pena porque aquí me he sentido en casa en estos cuatro años y medio. Se han dicho muchas cosas, pero no he tenido problemas con el entrenador. Él no me quería y yo soy un profesional. Quiero jugar, me encanta el fútbol y quería buscar otro desafío. Puedo decir que me siento muy madridista, en el caso de Capello no lo sé», señaló con cara entristecida, pese a que iniciaba su fuga más deseada.
«Durante tres meses no he hablado con nadie. Se han aprovechado y han puesto mil declaraciones en mi boca, como que Capello era un demonio y el Madrid, un infierno. Es falso. No he dicho eso. Ahora me toca defender al Milan y estoy deseando jugar en mi nuevo club». Fueron sus últimas palabras antes de su viaje a Italia, de su presentación como rossonero y de su estreno. Quizás en Ascoli el domingo.