ADRIAN CORNEJO
La francesa lo mismo viste con traje flamenco de cola rojo o de calle y con boina del mismo tono, dividiendo su atuendo en bandas de colores como los de la bandera de su país, que decora el fondo de escena. Baila el arte de un cantaor que flamenquiza el francés o entona en castellano. Mueve y remueve la conciencia de los presentes con enérgico temperamento y una espiral interminable de movimientos desgarrados y secos, pero muy femeninos.
Acompañada de un séquito de músicos (contrabajo, acordeón, guitarras, etcétera) la bailaora Pastora Galván mostró anoche (y lo hará hoy también) su conocido arte sobre un proscenio sencillo, cuyos únicos ornamentos fueron los que dibujó la protagonista. Galván representó una historia que pretende acabar con un estereotipo: el de la mujer de espíritu jondo representada por la cultura gala, que desafía a todos aunque le cueste la muerte.
El espectáculo está lleno de «infantilismo y sufrimiento», rasga y sorprende por su novedad, supone un acercamiento a la construcción de la mujer flamenca y recuerda a los personajes de historias de amor y sangre como la Carmen, de Prosper Merimée, la Conchita de La Mujer, el pelele, de Pierre Louys o la Militona de La maja y el torero, de Theóphile Gautier.
Pastora Galván pretende conquistar con su actuación a público y crítica mediante la «picardía y el carácter» que ha imprimido a su espectáculo y que «han conseguido sacar dentro de sí misma a otra persona diferente».
La arriesgada apuesta, que forma parte del ciclo de espectáculos que ofrecerá el festival Andalucía Flamenca hasta el próximo día 4 de marzo, será llevada a otros lugares de la geografía nacional y europea. La primera parada de La francesa fuera de nuestras fronteras la hará, ahí va el guiño, en Montpellier.
La Francesa
se representará hoy, a las 20.30 horas, en el Teatro Gran Vía (Calle de Gran Vía, 66).
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