Miércoles, 31 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6254.
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 MADRID
ENRIQUE DE AGUINAGA / CRONISTA DE LA VILLA
'Madrid no debería tener Comunidad'
CON MUCHA CARA / «El Madrid de nuestros días es fundamentalmente el de la inmigración» / «Cronista de la Villa es un título puramente honorífico que concede el Pleno del Ayuntamiento» / «La reacción ante las obras me parece de campesinos búlgaros huyendo de la vacuna» / «No tiene sentido la Autonomía de Madrid, y lo digo con todo el cariño»
JAVIER LORENZO

Madrid tiene cinco cronistas de la Villa pero, curiosamente, no tiene una crónica oficial. Bueno, sí. La que desde noviembre aparece en la bella revista Ilustraciónde Madrid, que dirige el decano de los cronistas de la Villa, Enrique de Aguinaga. Algún día, alguien tendrá que darle las gracias.

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Pregunta.- ¿Con qué frase empezaría un relato sobre los últimos años de la ciudad?

Respuesta.- El Madrid de nuestros días es fundamentalmente el de la inmigración. Es el Madrid del metro. Yo viajo en metro y el metro es un observatorio. Ahí se ve el Madrid actual. Pero una frase...

P.- ¿Juntos y revueltos?

R.- Nooo. En el análisis de Madrid siempre he sido anticasticista. Es decir, frente a quienes pensaban que la esencia de Madrid era la chulapería, yo pienso que eso es postizo. Ortega dice que eso proviene de la tibetización de Madrid.

P.- ¿Tibetización?

R.- Eso dice Ortega, que Madrid, a finales del siglo XIX se tibetiza, se mira el ombligo, se aísla del exterior. Eso es el casticismo, que es lo más antimadrileño que hay porque el sino de Madrid es la universalidad. Y en eso estamos ahora, recuperando la universalidad.

P.- Así que la inmigración ha resultado...

R.- Positiva, positiva. Y además es una constante histórica. Los poco informados pensarán que éste es un fenómeno nuevo, pero empieza en el siglo XVI al instalarse aquí la Corte. La relación de los nacidos en Madrid con la población foránea siempre ha sido, más menos, de un 50%.

P.- ¿Cuál es la labor concreta de un cronista de la Villa?

R.- La respuesta es muy fácil: ninguna. Es un título puramente honorífico que concede el Pleno del Ayuntamiento, no para que esa persona haga algo, sino por lo que ha hecho. El único deber es responder a las consultas que le formule el Ayuntamiento.

P.- ¿Y cuántos cronistas hay ahora?

R.- Somos cinco cronistas a título personal y uno a título corporativo. Los cinco somos: yo, el decano, que lo soy desde 1954; José del Corral, Luis Prados de la Plaza, Angel del Río y Pedro Montoliú. Personas independientes que no hacemos reverencias y, por eso, entonces, el alcalde odia a los cronistas.

P.- Pero existe una crónica oficial.

R.- Ni eso. Empezamos a hacer una, pero no nos hicieron demasiado caso. No hay una crónica de Madrid formalmente. Aunque ahora en la revista Ilustración de Madrid, que yo dirijo, hemos empezado a hacerla mes por mes.

P.- Y la crónica de Madrid, ¿es más un sainete o un auto de fe?

R.- Es una dificultad, porque Madrid no es un uno, claro, definido, terminante. No, Madrid es muchas cosas. Es el pozo del tío Raimundo y Somosaguas; es la Moraleja y es Orcasitas,..

P.- ¿Existe el señorío madrileño?

R.- ¡Buah!, eso es otra cosa que... El verdadero Madrid es antilocalista. Es irónico, se ríe de sí mismo. Y eso no pasa en otras pequeñas ciudades.

P.- Lo que parece evidente es que Madrid no se acabará nunca. Tantas obras...

R.- Con todos los respetos, a mí quienes critican las obras, lo faraónico y tal... Oiga usted, ¿de qué me está hablando? Me recuerda un cuadro que se inventó Jardiel Poncela en una de sus novelas, Campesinos búlgaros huyendo de la vacuna. Es que esas obras son el progreso, la actualización, el desarrollo. Si no se hubiera hecho la M-30, cuyo impulsor fue Carlos Arias -al que no se le ha hecho justicia como alcalde-, Madrid revienta. Por tanto, la reacción ante las obras me parece de campesinos búlgaros huyendo de la vacuna.

P.- ¿Qué piensa de que se quiten ciertas estatuas de las calles? Concretamente, la ecuestre de Franco.

R.- No me parece serio. Franco y el franquismo es historia. A estas alturas lo que no tiene sentido es el franquismo ni el antifranquismo. Eso ya ha pasado. Es como ser hoy de Cortés o de Moctezuma. Ahí sigue Largo Caballero y bendito sea Dios. Yo digo lo mismo que Felipe González: me parece una tontería quitar las estatuas; si alguien quería quitar a Franco del caballo, que lo hubiera hecho cuando estaba vivo.

P.- Si Madrid no existiera, ¿habría que inventarla?

R.- Sí. Madrid es un invento que está muy bien hecho. Como decía Azaña, dada una idea de España, Madrid se obtiene por pura deducción.

P.- ¡Llegamos a la famosa Ley de Capitalidad!

R.- ¡No me toques el tema! Es una cabeza muy grande para la Comunidad. Madrid no debía tener Comunidad, y que me perdone Esperanza Aguirre.

P.- La Comunidad sí que es un invento.

R.- Un invento total. No tiene sentido la Autonomía de Madrid, y lo digo con todo el cariño. Madrid no puede ser uno más de los 187 municipios de la provincia de Madrid.


RETRATO

Origen. «Tengo cuatro nacimientos. El natural, en Valverde del Fresno (Cáceres), 1923. Mi progenie vasconavarra. Mi nacimiento sentimental en Galicia. Y Madrid, donde nazco a la vida. Por encima de todo, me siento madrileño». Currículo. Decano de los cronistas de la Villa. Catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Aficiones. «Las cometas. Volar cometas de altura, que casi no se ven». Debilidades. «¿El amor es una debilidad? Sí, el amor. Que me quieran. Si me entero de que alguien habla mal de mí, me desazono». Virtudes. «Metódico. Es una deformación profesional del profesor. Yo programo, programo, programo, como decía Anguita». Defectos. «Todos. ¡Uff! Pon eso. Todos».

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