PEDRO BLASCO
Si un periodista quería encontrar a la persona adecuada que le explicara determinado asunto relacionado con la industria y las empresas madrileñas, Pilar era la solución: tiraba de agenda y a los pocos minutos un sindicalista respondía cualquier duda.
Pilar Blanco llegó a Madrid en los años de la Transición. «Sin hacer ruido, despacio y sin prisas, se encontró con el polvorín político y sindical de aquella etapa», afirmaba Francisco Naranjo, su jefe durante muchos años, y que junto a Nuria, Jaime y muchos más compañeros la despidieron ayer en La Almudena.
Trabajó como metalúrgica en Isodel, empresa que entró en una grave crisis y que terminó en cierre. Eso le permitió estrenarse como enlace sindical en unos años todavía difíciles para una mujer sindicalista.
Terminó Periodismo y comenzó a trabajar en CCOO, su sindicato, aunque en sus primeros trabajos periodísticos también colaboró con USO. Su empeño permitía a todos los medios encontrar a la persona indicada antes de cerrar la edición o entrar en directo en la radio.
En el año 2000 se hizo cargo de la dirección de Madrid Sindical, el periódico de CCOO, del que en la actualidad se tiran 150.000 ejemplares mensuales. Todo, después de que la enfermedad le diera el primer golpe. Venció en aquella dura batalla con una también difícil rehabilitación en la que tuvo que aprender a andar, leer e incluso hablar. Francisco Naranjo afirma que superó el reto profesional «al que tenía miedo» con un sobresaliente, como lo prueban los 70 números que salieron a la calle bajo su dirección, y su centenar de columnas bajo el pseudónimo de Clara Pérez.
La enfermedad volvió años después y Pilar murió. La justicia, el ecologismo, el apoyo a los más desfavorecidos, siempre desde posiciones de izquierda, dejarán huella entre quienes la conocieron.
Pilar Blanco Villarroel, metalúrgica, sindicalista y periodista nació en Villalcón (Palencia) en 1946 y murió el 29 de enero en Madrid.
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