Cuando las gestiones políticas dieron en sacar el filo mellado fue cuando las autonomías empezaron a perfilarse a modo de delito, para bien o para mal, y ahí están. Antes de que el señor Rajoy haya trasladado un papel de un despacho a otro, los socialistas ya están empapelando al citado señor, cargándole con suti- les culpas y pecados venideros. Es algo así como la fiesta de la anticipación, que gana cronológicamente al PP, convirtiendo estas fiestas burocráticas en penas aristocráticas para demostrar que la gente bien también peca y nosotros so- mos los beneficiarios. Es- tamos cubiertos de culpa y confundimos la mera culpa con una mancha histó- rica.

El señor Zapatero se dedica a difundir en tono populachero (que le sale fatal) las culpas atribui- das al señor Rajoy. Están convirtiendo la biografía de la derecha en un peca- do disperso que ya comprende todo lo que hace y dice un señor que sí usa- ba sombrero. Por ejemplo, el apellido Ordóñez, que hoy se glorifica, para ellos hubiera sido la marca de un rojo rojizo y rojísimo. Dejan que lo conmemore el memorial socialista, del que estaba tan cerca. Los Ordóñez morían calladamente en su jardín de Almagro, señores de sus perros y sus obreros, y este socialismo de andar por casa inquisitivamente empezaba su táctica, su mecánica y su poética en la voz falsa y afectada de los Zapateros y los Pepiños.

España es vieja en estas sabidurías y sus sapiencias se están enriqueciendo en nuevos jardines. A los Ordóñez ya no se les mue- ren los perros y todos ellos conservan la virtud de es- cribir una ley o dibujar un puente urbano. Bueno, pues sobre todo esto se fundamenta el nuevo libera- lismo, más que sobre los jaleos nocturnos del presidente. El señor Zapatero hace la guerra a campo través y el liberalcapitalismo es una variante de la libertad, pero una variante malfamada por las mentiras y verdades del señor Pepiño, demonio feo en una hora guapa.

Al PP no le está ganando la guerra la dialéctica joseantoniana de estos señores, pero le está hacien- do mucho daño la leyen- da de culpables que les escribe Zapatero, y esto es sencillamente porque la izquierda bien vendida en la prensa y el cine cubre un mapa electoral que cada día tiene los colores más nítidos. Digamos que Rajoy hace la guerra en blanco y negro, mientras que el señor Pepiño hace una guerra color chaleco que le cae bien a su manera y a su exceso de maneras.

El PSOE tiene mejor y más estilo predicador. El PP se deja alfabetizar por sus líderes, hasta el límite de la señorita Manjón y otros Manjones. El PSOE sabe venderse. El PP no pasa de anunciarse. Entre lo uno y lo otro está toda la diferencia, o sea.